Economía

Denuncian una campaña de laboratorios internacionales para impedir la competencia local

Laboratorios argentinos que fabrican medicamentos biológicos denunciaron que sus pares internacionales llevan a cabo una campaña para impedir la competencia a nivel local, lo que perjudica a la producción nacional y a la generación de empleo.

Así como sucede con los medicamentos tradicionales, donde los fabricados por las grandes multinacionales conviven con los genéricos, muchos de ellos elaborados en el país y más baratos, en el caso de los productos biológicos -utilizados en la lucha contra el cáncer, el sida y otras enfermedades terminales-, existe la misma competencia. Desde la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB), que agrupa a los laboratorios nacionales, alertaron que las compañías extranjeras iniciaron una campaña de desinformación para confundir a médicos y pacientes, y evitar que consuman «bigenéricos», fabricados localmente y que generan fuentes de trabajo genuinas. El método empleado por las multinacionales es hacer que se emplee la denominación «similar» en lugar de «genérico», y obligar a quien los fabrica a utilizar un nombre diferente al de la droga original, para dificultarle al médico la comparación. «Si no se venden biosimilares, se pierde la ventaja que tiene el país, que es su capacidad para desarrollarlos», explicó a Télam el presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología, Alberto Alvarez Saavedra, quien puntualizó que «acá no se importan, sino que se producen los biosilimares». Aseguró que «hay inversiones muy grandes en científicos y en la industria», y remarcó que «cambiar el nombre de la droga como pretenden las multinacionales, no cambia el producto, pero produce confusión en el médico y el paciente». «No se llaman más genéricos, sino similares, y generan al médico la sensación de que no es igual, porque igual es el genérico, en cambio este es similar», indicó Álvarez Saavedra, quien añadió que asimismo «no permiten que la droga se llame igual». Además subrayó que «los productos que se fabrican en el extranjero, llegan a la Argentina a precios que la población no puede pagar». Para graficar esto, explicó que «los biofármacos originales representan el 15 por ciento de la facturación de la industria de medicamentos, pero alcanza al 4 por ciento de las unidades». «Es decir que 4 por ciento de los productos representan 15 por ciento del dinero facturado. Acá queda claro que son carísimos», sostuvo Álvarez Saavedra. Al respecto explicó que «para una obra social, o para un sistema de salud pública que decide afrontar el costo de estos medicamentos para ofrecérselos en forma gratuita a la gente que los necesita, es mucho más barato si adquiere el biosimilar, y además sabe que el dinero queda en el país y genera trabajo argentino». A su criterio, «el objetivo central de la campaña de las compañías extranjeras es crear un nuevo obstáculo a la libre competencia, con la finalidad de mantener un monopolio con precios abusivos». Advirtió que «de esta manera, se vería dificultado el acceso de los pacientes a este tipo de productos más económicos». Explicó que «Argentina es líder en el desarrollo y producción de  biofarmacéuticos en la región, gracias al alto grado de desarrollo de su industria farmacéutica, sus recursos científicos especializados, y su experiencia de más de 20 años produciendo biosimilares a precios accesibles». «Hoy, productos muy importantes, como por ejemplo la eritropoyetina, que son producidos y comercializados exclusivamente por empresas nacionales ya que el producto original fue retirado del mercado», destacó Álvarez Saavedra. La significación del mercado de medicamentos biológicos y biotecnológicos en Argentina es de aproximadamente 800 millones de dólares. Las empresas nucleadas en la CAB emplean a 4.000 personas en forma directa. Las exportaciones del sector superaron 60 millones de dólares el año pasado, previéndose un crecimiento futuro anual por encima de 11 por ciento.

Fuente: Telam