Sociedad

Denuncian que hospitales arrojan químicos en las cloacas

La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires reiteró una denuncia y subrayó que los hospitales Zubizarreta y Argerich no tienen manejo ambiental sobre los desechos peligrosos.

El hospital Zubizarreta de Villa Devoto uno de los citados en el informe.

Un informe de la Auditoría porteña afirma que los Hospitales Argerich y Zubizarreta vierten sustancias químicas a la red cloacal. Según el texto, el centro de salud de Devoto tira formol, un componente muy inflamable, y también parafina. Por otro lado, en el establecimiento sanitario de La Boca se arroja éter, etílico, fucsina, ácido clorhídrico y etanol.De acuerdo a lo que informa la Auditoria General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), estos centros de salud porteños incumplen la Ley 2.214 sobre residuos peligrosos y realizan el desecho en un lugar inapropiado.En el Argerich, los depósitos de residuos peligrosos no tienen ventilación ni acceso restringido, mientras que en  el Zubizarreta no conocen la existencia del manual de gestión de residuos patogénicos.  El informe, aprobado este año, da cuenta de que los mismos centros de salud “no cuentan con depósitos exclusivos para los residuos líquidos peligrosos”, y que los recipientes contenedores de estos componentes “no se encuentran debidamente rotulados”, por lo cual, nadie sabe a ciencia cierta qué está manipulando.En ambos hospitales, los depósitos intermedios “no reúnen las condiciones de seguridad establecidas para el almacenamiento de líquidos peligrosos”. Tampoco tienen ventilación y el acceso no está restringido. Un peligro latente si se tiene en cuenta que incluso pacientes o familiares pueden tomar contacto con ellos.En los dos hospitales, según el informe, los trabajadores no tienen elementos de protección y tampoco están capacitados para resguardarse de los potenciales daños y enfermedades a largo plazo que esta tarea puede ocasionarles.Sandra Bergenfeld,  titular de la AGCBA, aseveró que “Se genera una gran cantidad de desechos contaminantes semanales que no se recogen. Incluso cuando los recolectan empresas privadas tampoco se sabe el destino. Hay que empezar a tratar los propios residuos, sean patogénicos, peligrosos o domiciliarios”.