Opinión

Por Hugo Presman

Después de la muerte de Néstor Kirchner

Un agujero en el gobierno. Una bomba atómica en las filas de la oposición. Ese es el balance provisorio de las primeras semanas posteriores a la muerte de Néstor Kirchner.

El espacio que ocupaba el ex presidente en el entramado político, en la fijación y seguimiento de las líneas económicas aún no se percibe pero es fácil deducir que ese lugar es muy difícil de cubrir. En cambio en la mayor parte de la oposición conformada teniendo como aglutinante un antikirchnerismo visceral, reflejo pavloviano de los sectores concentrados y de poderosas franjas de clase media, se percibe desorientación y una confusión extrema. Tanto se creyeron el discurso queenunciaban y que los medios hegemónicos propulsaban con una intensidaddescomunal, que se muestran sorprendidos y desubicados ante las multitudinarias manifestaciones de dolor colectivo y de apoyo a la presidenta. En el autodenominado peronismo federal que es el menemismo residual hay síntomas de dispersión en sus raleadas filas. La pizca peronista que aún aloja el cerebro políticamente trashumante de Felipe Solá lo expresó con una precisión notable: «Si esta muerte les resulta dura a los más pobres de la Argentina, los equivocados seremos los de la oposición.» El versátil peronista que ha aportado en su momento al argot político el secreto de su perdurabilidad oportunista: «Hacerse el boludo», ha emprendido su retirada del parque jurásico federal, posiblemente con el acompañamiento del gobernador Das Neves. Sigue así el camino de dispersión de Carlos Alberto Reutemann cuya mayor aspiración es volver a ser gobernador por Santa Fe.  La Coalición Cívica con un descenso notorio en sus posibilidades electorales ha tenido a su Casandra en una de sus habituales ausencias dereposo.

Al regreso y en la discusión presupuestaria actuó claramente como laprincipal afiliada al partido Clarín, a cuyos intereses ofrendó impúdicamente el contrato moral y la pretendida ética republicana. La estrategia del grupo hegemónico se deshilacha. Apostaba  al peronismo federal y a su gran benefactor que es el ex senador que ejerció la presidencia, el Dr. Eduardo Duhalde a quién se le dispersa su tropa.

Sólo cuenta el mandamás de Clarín Héctor Magnetto con las esmirriadas tropasde demolición a cargo de la Dra. Elisa Carrió, cuyo poder de daño es inversamente proporcional a su actual caudal electoral. En el radicalismo sólo parece sobrevivir la candidatura de Ricardo Alfonsín, la que nació el día de la muerte de su padre, a quien imita hasta en sus gestos, aunque la naturaleza no lo ha dotado de las virtudes de su progenitor. Julio César Cleto Cobos, su oponente interno, el más recordado por la multitud en los insultos del velatorio, parece responder conprecisión a la sentencia: «Murió Kirchner, enterraron a Cobos.» La escasaenvergadura de los referentes radicales los expone permanentemente a ir a larastra de Elisa Carrió.Mauricio Macri sólo tiene futuro presidencial con la pata peronista federal que tiende a disgregarse. Es posible que si ese soporte se vuelve evanescente, vaya por la reelección en la Capital. A Daniel Scioli, al que el menemismo residual lo intenta capturar y el establishment seducir para que rompa con el oficialismo, la muerte de Néstor Kirchner le ha reducido significativamente esa posibilidad. Margarita Stolbizer, una «progresista» asolada por una confusión permanente pide un gobierno de concertación nacional. Francisco de Narváez deambula por el territorio de la nada con sus bolsillos rebosantes de dinero donde nunca encontró el plan de seguridad que sin detalles propuso a la ciudadanía. Verborrágico ante periodistas sin repreguntas, enmudece en el recinto  parlamentario donde su voz es desconocida. Sus posibilidades de ser gobernador bonaerense  dependen engran medida de que Reutemann decida ir por la presidencia, en una sociedadque podría caratularse como socios del silencio.Pino Solanas que ha pasado de calificar al ex presidente muerto como untraidor a considerarlo como «un gran presidente», duda ante la nueva situación de ser candidato a presidente o jefe de gobierno por la Capital.

Los que no dudaron fueron los sectores económicos y sus voceros mediáticos. Trataron a través de sus referentes y escribas bajar un mensaje circunscripto a los siguientes puntos: 1) La presidenta tiene una nueva posibilidad de reencauzar su gobierno volviendo atrás con el clima de crispación y su sistema de alianzas 2) El secretario de la CGT, Hugo Moyano es una compañía molesta del que debería apartarse. Hay una campaña de demonización del líder de los camioneros 3) Debe buscarse la unidad del peronismo. 4) Si no se respetan estos puntos, es inexorable una presidenta vaciada de poder, una repetición del período isabelino y la paz social peligra.Es fácil desmantelar este sibilino plan, basado en un falso diagnóstico y enpropuestas de llevar al kirchnerismo a una etapa termidoreana. No hay quereencauzar sino profundizar los aspectos positivos y preparar el terreno para dejar definitivamente atrás las continuidades que se mantienen de la década del noventa. Esto es como una bicicleta: no se puede dejar de pedalear más que un plazo breve, porque si no lo más probable es que el ciclista se caiga.

La ruptura que proponen con los trabajadores es para aislar a la presidenta de una de las bases principales de sustentación y rodearla del poder económico. La unidad del peronismo tiene por objeto no su potenciación sino su castración. La suma que se pretende, en realidad resta. Y la sola mención de comparar a un cuadro político como Cristina Fernández con Isabel Martínez es un insulto a la inteligencia política.

Pasados los días de comprensión que parecen haber concluido, y si como es deesperar Cristina Fernández continúa e intensifica lo hecho en su gobierno hasta ahora, el ataque despiadado se renovará con intensidad creciente. En síntesis: la muerte de Néstor Kirchner ha provocado en una primera instancia más efectos desfavorables en la oposición que en el gobierno, ya que lo único que amalgamaba a la oposición era el odio al santacruceño. En el oficialismo, su ausencia  se hará sentir cuando el duelo  haya terminado.

Y a propósito del ex presidente muerto. El boca de urna de la historia, que es el grado de congoja y dolor que su muerte provocó traducido en manifestaciones multitudinarias, le es muy favorable. El juicio histórico puede balancearse entre lo que afirma el escritor uruguayo Eduardo Galeano y el ensayista búlgaro Tzevetan Todorov. Es sabido  que sólo el tiempo dará el juicio histórico definitivo, alejado de la contemporaneidad atravesada de amores y odios intensos. Consultado sobre la desaparición física de Kirchner, Galeano señaló que «según me dijeron en la costa colombiana, un hombre viejo, pobre, pescador negro pudo subir al alto cielo y desde el alto cielo vio la tierra».»A la vuelta contó y dijo que los humanitos somos un mar de fuegos, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores». «Ningún fuego es igual a otro fuego. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros fuegos arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende». «Néstor Kirchner fue uno de esos fuegos y será difícil apagarlo».

A su vez Tzvetan Todorov, búlgaro radicado en Francia ha escrito en  «Los abusos de la memoria»: «Los retos de la memoria son demasiado grandes para confiarlos al entusiasmo o a la cólera».

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