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El ejército tailandés continúa la persecución política a opositores

La junta militar continuó la persecución de políticos e intelectuales críticos iniciada tras el golpe de Estado en medio de un creciente rechazo ciudadano a favor del restablecimiento de la democracia.

El Ejército citó a comparecer en unas dependencias militares a 35 personas, incluidos profesores universitarios y activistas contrarios a la ley de lesa majestad, que castiga con hasta 14 años de cárcel las injurias a la corona fueron detenidos. El requerimiento se añade al realizado ayer a 155 políticos y miembros del gobierno depuesto, entre ellos la ex primera ministra, Yingluck Shinawatra, y 22 miembros de su clan familiar y socios políticos, que fueron detenidos tras comparecer. Yingluck, forzada a dimitir del cargo hace dos semanas por una controvertida decisión judicial, fue trasladada anoche a una base militar fuera de la capital donde permanecerá «entre 3 y 5 días». Winthai Suvaree, vocero del ejército, dijo en rueda de prensa que la ex primera ministra y otros dirigentes políticos están alojados en lugares confortables pero evitó precisar dónde. Winthai aseguró que todos los detenidos están en buen estado y que serán puestos en libertad antes de siete días, plazo que coincide con el período máximo de detención sin cargos bajo la ley marcial, en función de su responsabilidad en la crisis política. Pese a la amenaza de prisión, al menos dos ex ministros hicieron pública su negativa a comparecer ante los militares. El ex titular de Interior, Charupong Ruangsuwan, aseguró en Facebook que no piensa acatar la orden de los golpistas y que está a salvo en un lugar del noreste del país, feudo del movimiento político liderado por el ex primer ministro Thaksin Shinawatra. En esta región el ejército también arrestó a 23 activistas de los «camisas rojas», seguidores de los Shinawatra, tras varias redadas en la localidad de Jon Kaen, durante las que se incautaron algunas armas, según la agencia EFE. Mientras, en Bangkok varios centenares de personas se manifestaron en contra del golpe de Estado y desafiaron la prohibición de las concentraciones en la vía pública de más de cinco personas decretada por la junta. El Consejo Nacional para la Paz y el Orden, nombre oficial de la junta militar, derogó la Constitución y creó un nuevo gobierno, formado por generales, que pretende realizar reformas políticas. Tailandia arrastra una grave crisis desde el golpe de Estado que derrocó en 2006 a Thaksin. El gobierno de los hermanos Shinawatra se ganó la simpatía de los sectores pobres y rurales de Tailandia gracias a políticas como la universalización de la salud pública, la entrega de microcréditos a pequeños productores y campesinos, y la compra por parte del Estado del arroz a un precio mayor al del mercado. Entre sus detractores se cuentan la mayor parte del electorado del sur, las clases medias y urbanas y la élite burocrática y cercana a la monarquía y a los militares. Los opositores quieren instalar un sistema parlamentario en el que sólo el 50% de los escaños sean elegidos en las urnas para asegurarse el poder, dado que dan por sentado que en elecciones democráticas los aliados de Thaksin se alzarían con un nuevo triunfo electoral, tal como sucedió en 2008.

Fuente: Telam