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SANTA CRUZ

“Fui un perejil de la causa y en un momento pensé que me iba a pudrir en la cárcel”

Víctor Cingolani había sido condenado por el asesinato de la hermana gemela de la quien hoy es su esposa. Pero ahora lo absolvieron. Habló con Jornada y le contó sus planes para el futuro y lo que padeció en los tres años y medio que estuvo preso.

Fui el perejil de esta causa. Y en un momento pensé que me iba a pudrir en la carcel por las arbitrariedades que tuvo el caso. Pero al fin se hizo justicia. Y aunque todavía no se me cayó la ficha estoy libre y junto a Edith, la mujer que amo”. Víctor Cingolani quedó en libertad el jueves como informó Jornada. Y ahora quiere vivir intensamente su matrimonio con Edith Casas. Estuvo preso tres años y medio por un crimen que no había cometido. Pero un crimen que lo condenaba doblemente: el de Johana, la hermana gemela de Edith.

La noticia del casamiento de ambos, cuando Cingolani todavía estaba preso conmovió al país. E incluso fue reflejada por algunos medios del mundo. “Nunca creí que el caso iba a tomar tanta trascendencia. Para mi iba a ser un puterío de pueblo, nada más. Pero de pronto todos se llenó de periodistas, no lo podía creer”.

Cingolani de 29 años y Johana de 23 recibieron a Jornada en la casa de Cristina, la madre del muchacho. Alli se van a quedar a vivir. Contaron sus expectativas futuras pero también cómo vivieron estos años de verdadera pesadilla. “Yo me presenté la mañana del crimen de Johana por otra causa y quedé detenido. Me interrogaron. Como fui novio de Johana eso me condenó. Me encontraron restos de pólvora en mis manos pero jamás me creyeron que era porque había ido a cazar con mi cuñado un día antes. No salí de la cárcel por tres años y medio”.

El jueves pasado, el Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz absolvió a Cingolani y confirmó la condena a 14 años de Marcos “El tosco” Díaz, por ser el autor material del asesinato. Díaz era novio de Johana en el momento del crimen. “Yo siempre sostuve que Díaz fue el que mató a mi hermana”, dijo Edith. Muy relajado y sin ningún atisbo de rencor en sus palabras, Cingolani contó cómo fueron sus días en la cárcel. “Son días eternos. Tiene 48 horas. Y a veces más. Yo de mañana no me levantaba. Y de tarde trabajaba en la carpintería de la Alcaidía. También llegué a formar una cooperativa con otros internos para fabricar bloques. Podía hacer una llamada por día y esperaba con ansias los días de visita. Sólo quien estuvo preso sabe lo que se padece. Y más aún si se es inocente”.

Contó también que junto a Edith piensan tener cuatro hijos. “pero por ahora no. Queremos disfrutar de esto unos tres años. Y después sí, serán cuatro”. La chica aseguró que le pondrán Luisana, Angelina. Valentín y Víctor. Cingolani quiere volver a trabajar en el petróleo. “Todo el mundo acá trabaja en el petróleo, así que lo voy a intentar. Y si no haré lo que sea para mantener a mi familia. Yo no quiero que Edith trabaje”.

Confesó que años atrás “me mataba con la droga y el alcohol. Era todo joda para mí. Soltero y con un buen sueldo no paraba en casa. Pero todo cambió cuando conocí a Edith. Me enamoré perdidamente a tal punto que le pedi de rodillas en mi celda que se case conmigo”.

Junto a Jornada, la pareja caminó por las calles de Truncado. “Yo camino con la frente alta, la gente sabe quién soy. Nací y me crié acá. Sólo pagué un error de la justicia”. Pasaron por la plaza del pueblo, saludaron a la gente. “Esto es volver a vivir”, dijo Cingolani que no se olvidó de la gemela muerta: “Yo fui novio de Johana un tiempo. La recuerdo con mucho cariño. La quise mucho. Pero fue distinto a los de Edith. De ella me enamoré perdidamente y para siempre”.