Alberto Lebbos, padre de Paulina, la fiscal Adriana Gianonni y el secretario de Seguridad, Paul Hofer, todos vinculados con las investigaciones a la Policía de Tucumán fueron amenazados vía telefónica en las últimas horas.

Gianonni, titular de la fiscalía VIII, investiga una presunta sedición de policías antes y durante los saqueos de diciembre en esa provincia, denuncia que fue impulsada por los funcionarios de seguridad, entre ellos el secretario Hofer.  Por su parte, Lebbos lleva adelante denuncias contra la Policía por encubrimiento en la investigación del crimen de su hija ocurrido en 2006, y hace unas semanas fueron condenados tres ex integrantes de la fuerza.

Las amenazas también fueron realizadas a periodistas del diario local La Gaceta, según publica el matutino en su edición de ayer. 

Según informaron a La Mañana, los mensajes, coincidentes en sus términos, les piden que “dejen de joder a la Policía” o de lo contrario “van a ser boleta”.

En diálogo con la prensa local, Lebbos se presentó ante la fiscalía de Feria, María de las Mercedes Carrizo para radicar la denuncia y aclaró que “no es la primera amenaza que recibo pero no vamos a parar hasta que se sepa quién mató a mi hija y quiénes encubrieron el crimen”, advirtió. 

En tanto, el gobierno provincial se hizo eco del hecho y emitió un comunicado en el que sostiene que “no se permitirá que esto suceda impunemente”. 

“La situación está siendo investigada y desde el Poder Ejecutivo se pone a disposición todo lo que sea necesario para llegar a los responsables”, señala el comunicado y añade: “el Gobierno de Tucumán se solidariza con quienes han recibido las amenazas, y repudia cualquier acto de presión y extorsión hacia cualquier ciudadano”.

Amenazas en Jujuy

Vale aclarar que días fue amenazado el fiscal José Alfredo Blanco, quien investiga y ordenó la detención de 10 personas por los atracos a supermercados ocurridos en Jujuy, en diciembre de 2013.

Tal como señaló InfoGEI en su edición de ayer, el funcionario judicial denunció que fue agredido telefónicamente e, incluso, recibió visitas a su domicilio particular -presuntamente- por parte de familiares de los reclusos.