Ciudad

Macri, como patrón de estancia

En una polémica medida, el jefe de Gobierno porteño ordena a los empleados de la Ciudad a hacer campaña por el PRO bajo la amenaza de sanciones y pérdidas de empleo. Así los empleados municipales deben salir a la calle para distribuir propaganda de la gestión macrista.

Es sabida la actitud que tiene la administración PRO con respecto a los empleados del Gobierno de la Ciudad.

La prohibición de tomar mate, la persecución a los viejos empleados municipales, el intento de poner cámaras en baños etc. son una muestra de cuál es la idea que tiene Mauricio Macri y su equipo del papel que deben cumplir los empleados de la ciudad.

Durán Barba y compañía sabe que esta elección, por varios motivos entre los que se cuentan, que Mauricio Macri no es candidato y que además se debilitó su proyecto presidencial al no poder armar lista en la provincia, no es tan favorable como resultó la última compulsa electoral.

Por ello, y ante la imposibilidad de contar con militantes que hagan el trabajo barrial. Macri bajó la orden a los empleados municipales de que deben salir a la calle a distribuir propaganda de la gestión.

Esta instrucción es muy precisa, los contratados deben concurrir a “defender la gestión”, en caso de no hacerlo la amenaza es la no renovación del contrato.

Los de planta también deben concurrir a repartir trípticos con datos de la gestión y la cara de Macri, En caso de negarse la amenaza es trasladarlos de sección e inclusive ponerlos en disponibilidad.

El procesado Jefe de Gobierno de la Ciudad, procesado por las escuchas telefónicas pero también procesado por la campaña sucia contra Daniel Filmus en la elección anterior, vuelve a mostrar la hilacha.

Es que para la gestión PRO en la ciudad los trabajadores del Gobierno de la Ciudad son como los peones de estancia, una “propiedad del patrón” para lo que “guste mandar”.

Este concepto de una ciudad de “su propiedad”, propiedad sobre la cual puede disponer a gusto y placer se manifiesta no solo en la falta de control sobre las edificaciones con la correspondiente seguidilla de derrumbes y pérdidas de vidas sino también en la decisión de mandar a los empleados municipales a remplazar a los militantes PRO de los que carecen.

Todo empleado del Gobierno de la Ciudad está protegido por una ART que lo cubre durante el viaje desde su domicilio al trabajo, en el trabajo y en el camino de regreso a su hogar.

De ninguna manera lo cubre, si en horario de trabajo está haciendo alguna actividad fuera de su oficina, de hecho cuando algún empleado del Gobierno de la Ciudad debe, por cuestiones inherentes a sus tareas, movilizarse fuera de su ámbito laboral para que la ART lo cubra debe haber un memo declarando al empleado en Comisión y especificando horario recorrido etc.

Ganar a cualquier costo parece ser la consigna PRO.

A una publicidad engañosa donde con el pretexto de una supuesta Red de Protección Ciudadana aparece Macri hablando de sus acciones de gobierno. En los hechos se contrapone esta otra imagen de Macri, la de amenazar a los empleados de la Ciudad para que salgan a la calle a remplazar a los militantes que no tienen.

En el Palacio Municipal los empleados estaban preocupados frente a esa convocatoria.

Es que no solo los amenazan con la pérdida de los contratos, en el caso de los contratados, o transferirlos en disponibilidad en el caso de los de planta sino que además muchos de ellos se preguntan ¿que sucede si cuando tocan el timbre en una casa los atiende un kirchnerista y se produce una discusión o un cruce violento?

Una cosa, agregan, es agarrarse a trompadas por una idea y otra hacerlo porque te lo manda tu jefe.

Según se comentaba en el Palacio de Av. De Mayo la cita es el miércoles, los empleados del Gobierno de la Ciudad deberán subir a las 8 de la mañana a un micro donde se les tomará el presente, se las dará el destino y los trípticos correspondientes y se los mandará a hacer campaña por los candidatos PRO por una hora, para que luego de cumplir su tarea se retiren antes a sus casas.

No solo les hace hacer tareas proselitistas bajo la amenaza de perder el contrato o la estabilidad laboral sino que además malgasta el dinero de los contribuyentes reduciendo la jornada laboral a cambio de una tarea política no voluntaria.