Sociedad

La memoria no se borra

El pasado 16 de septiembre se realizó un mural Pozo de Quilmes, en el marco de un acto para que se constituya en Casa de Memoria y Dignidad. Sin embargo al día siguiente fue borrado, por lo que la agrupación H.I.J.O.S solicita la autorización del HCD para realizarlo nuevamente.

El 16 de septiembre se pintó el mural y al otro día lo borraron.

La Agrupación H.I.J.O.S. de Quilmes pide al Concejo Deliberante local que se autorice la realización de un mural en el Pozo de Quilmes, el cual ya fue realizado pero borrado al día siguiente.

El pasado 16 de septiembre en el marco del acto convocado por dicha Agrupación para reclamar que el Pozo de Quilmes se constituya en Casa de Memoria y Dignidad, fue pintado un mural que representaba simbólicamente la última dictadura militar. De este acto participaron numerosos organismos de DDHH y agrupaciones políticas y sociales.

En un comunicado desde la agrupación sostienen que realizaron el mural “precisamente porque ese lugar condensa lo más tenebroso de los crímenes de Lesa Humanidad en Quilmes”, y se quiso “evitar con el mural que esas paredes se cubrieran de insultos y agresiones”. “El mural del gorila sin gorra encadenado y rodeado por siluetas de las víctimas a lo largo de los 50 metros del frente era un simbolismo muy claro, como puede verse”, asegura el comunicado y agrega que “sin embargo el mural fue borrado al día siguiente”.

Como consecuencia solicitan al Concejo Deliberante quilmeño que autorice la realización de un mural en el edificio  de Allison Bell y Garibaldi, por lo que a fin de aunar voluntades para lograr dicha autorización, se solicita a las personas, agrupaciones u organismos que quieran adherir al pedido, lo hagan adjuntando nota a la ya entregada con Nº  27071 ingresada el 23/09/10  en la Presidencia del HCD de Quilmes.

El Pozo de Quilmes, también conocido como Chupadero Malvinas, fue un centro clandestino de detención desde 1975, un año antes del comienzo de la dictadura, y hasta 1983. Cientos de ciudadanos encontraron allí la más tenebrosa de las injusticias: la impunidad total de los criminales que los sometían a vejámenes físicos y morales, martirizando a mujeres embarazadas y quitándoles luego, si nacían, a sus hijos.