Opinión

Escribe Maria Sola

El Modelo Argentino

Joseph Stiglitz recomendó tomar nuevas medidas, porque "lamentablemente, las decisiones del nuevo año adoptadas en Europa y en los Estados Unidos fueron erróneas".

Stiglitz aconsejó reestructuraciones de deuda en EEUU y Europa (citó como ejemplo a la Argentina). El premio Nobel de Economía 2001 Joseph Stiglitz calificó al crecimiento de la Argentina desde 2003 como «extraordinariamente rápido» y recomendó «dejar de prestar atención a los magos financieros que piden austeridad» en el gasto público.En un editorial sobre la economía mundial publicada por un periódico francés, el economista estadounidense dedica unos párrafos a la recuperación de Argentina. El título de la nota firmada es «Contra toda esperanza, la esperanza del nuevo año». Al referirse a la deuda soberana de las naciones, Stiglitz menciona a la Argentina y dice que «como sabemos por experiencia, no se acaba la vida después de la reestructuración de la deuda. Nadie desearía a cualquier otro país el trauma por el que pasó la Argentina en 1999-2002, pero este país también padeció en los años anteriores a la crisis -años de rescates por parte del FMI y de austeridad- a consecuencia de un enorme desempleo y tasas de pobreza y crecimiento bajo o negativo».El economista neokeynesiano describe que «desde la reestructuración de la deuda y la devaluación de su divisa, la Argentina ha tenido años de crecimiento del PIB extraordinariamente rápido, de casi el 9 por ciento por término medio de 2003 a 2007″.En otro pasaje agregó que «en 2009, la renta nacional era el doble que en el peor momento de la crisis, en 2002, y más del 75 por ciento más que en el momento mejor del período anterior a la crisis». El fundador del think tank Iniciativa para el Diálogo Político dijo que «la tasa de pobreza de la Argentina se ha reducido en unas tres cuartas partes en relación con el momento peor de su crisis y este país capeó la crisis financiera mundial mucho mejor que los EE.UU.».En ese sentido, mencionó que «el desempleo es elevado, pero, aun así, no supera el 8 por ciento. Sólo podríamos conjeturar lo que habría ocurrido si no hubiera aplazado el día del juicio final durante tanto tiempo… o si hubiese intentado retrasarlo aún más». Desde el punto de vista de la economía global, para Stiglitz, «lamentablemente, las decisiones del nuevo año adoptadas en Europa y en los Estados Unidos fueron erróneas», y estimó que «la consecuencia será, casi con toda seguridad, una recuperación más lenta e incluso una mayor demora antes de que el desempleo baje hasta niveles aceptables».El profesor de la Universidad de Columbia consideró que «la reestructuración de la deuda -amortizar las deudas de los propietarios de viviendas y, en algunos casos, las de los gobiernos- será fundamental. Tarde o temprano, se hará, pero el retraso resulta muy costoso… y en gran medida innecesario».En el final de la nota, confiesa que su «esperanza para el nuevo año»: «Dejar de prestar atención a los supuestos magos financieros que nos metieron en este embrollo -y que ahora piden austeridad y una reestructuración retardada- y empecemos a usar un poco el sentido común. Si tiene que haber sufrimiento, el mayor deben arrostrarlo los responsables de la crisis y quienes más se beneficiaron de la burbuja que la precedió».