Sociedad

Por Linda Pressly. Traducción de Ana Vallorani

La odisea del cuerpo de Eva Perón

Tres años después de la muerte de Eva Perón hace 60 años, su cuerpo embalsamado desapareció, apartado por el ejército argentino como consecuencia de un golpe de Estado que depuso a su marido, el presidente Juan D. Perón. A continuación, sufrió una odisea por el mundo durante casi dos décadas.

El cuerpo de Eva fue ultrajado y tuvo que ser restaurado.

Alto, de pelo canoso y preciso, Domingo Tellechea tiene una reputación mundial en restauración de arte, antigüedades; y restos humanos. En 1974 fue el experto elegido para hacer presentable el cuerpo de Eva Perón para su exhibición pública.

Eran tiempos violentos en la Argentina – los escuadrones de la muerte del gobierno y los grupos guerrilleros atacaban a los llamados «agentes del Estado». Por eso, cuando se le acercaron en un bar, no pudo más que alarmarse.

«Yo estaba hablando con un joven que trabajaba allí cuando dos hombres vestidos de negro llegaron», recuerda. «Empujaron las puertas abiertas y nos miraron. Esto era peligroso, porque en esos días la gente era llevada y desaparecía, y nunca se la volvía a ver.»

Fue un alivio cuando se dio cuenta que los dos hombres eran choferes, y recuerda la forma en que fue conducido a la oficina de alguien a quien conocía, Oscar Ivanissevich, ex médico personal de Eva Perón cuando estaba viva.

«Él me dijo: ‘tenemos un trabajo para vos; tenés que restaurar el cuerpo de Eva Perón’.» Si aceptaba, Domingo Tellechea sabía que podría tener consecuencias peligrosas.

«Hacer el trabajo era ponerme en contra de las personas que hicieron desaparecer el cuerpo y de un montón de gente que realmente deseaba que Evita nunca se hubiera traído de vuelta. Yo sabía que me podía traer problemas», dice Domingo.

Las personas que hicieron desaparecer el cuerpo en 1955 eran oficiales militares que participaron en el golpe de Estado que obligó a Juan Domingo Perón al exilio.

El cuerpo fue tomado en el medio de la noche de la sede de la CGT en Buenos Aires, donde había permanecido desde que finalizó el proceso de embalsamamiento.

Aquellos que apoyaban a Perón creían que este robo era parte de un intento sistemático de eliminar al peronismo de Argentina, y Evita era el símbolo más potente del movimiento.

Cuando estaba viva, Evita había generado una enorme popularidad para el gobierno de Perón, principalmente a través de su trabajo para los pobres.

Pero aunque había sido adorada por millones, fue odiada y despreciada en igual medida por los anti-peronistas. Algunos de ellos sostienen que los restos embalsamados de Evita tuvieron que ser retirados por su propia seguridad. Una vez que el cadáver fue trasladado, su odisea comenzó.

Es probable que haya pasado algún tiempo en una furgoneta estacionada en las calles de la capital, detrás de una pantalla de cine en Buenos Aires y en el interior del abastecimiento de agua de la ciudad.

Casi con toda seguridad, el cuerpo fue guardado en las oficinas de Inteligencia Militar. Pero dondequiera que estuviera, se dice que aparecían flores y velas encendidas. Se hizo evidente que se necesitaba una solución más segura y a largo plazo.

En 1957, con la ayuda encubierta del Vaticano, los restos de Eva Perón fueron llevados a Italia y enterrados en un cementerio de Milán bajo un nombre falso. Evita estaba lejos de la Argentina, pero no fue olvidada.

«¿Dónde está el cuerpo de Eva Perón?» preguntaban los graffitis que aparecieron en Buenos Aires. Su poder como símbolo de la resistencia creció.

En 1970, los Montoneros secuestraron y asesinaron al ex presidente de facto general Pedro Eugenio Aramburu. Lo eligieron, en parte, porque había supervisado la desaparición inicial del cadáver de Evita.

En 1971, los militares habían estado dentro y fuera del gobierno por más de 15 años. La Argentina estaba en depresión económica y lejos de la paz.

Se hizo un intento para tratar de «normalizar» la política. El Partido Peronista fue legalizado, y se decidió que el cuerpo de Eva Perón sería devuelto a su viudo que vivía en el exilio en España.

Ella fue desenterrada, trasladada por Europa, y entregada a Juan D. Perón en la casa que compartía en Madrid con su tercera esposa, Isabel.

Carlos Spadone es un empresario muy conocido en la Argentina. En 1971 él era un confidente de Juan Domingo Perón, y fue uno de los primeros en ver el cuerpo en la capital española.

«El general Perón, el jardinero y yo sacamos el cuerpo del ataúd», recuerda. «Lo acostamos en una mesa de mármol. Nuestras manos se ensuciaron con la tierra, por lo que el cuerpo necesitaba ser limpiado».

«Isabel se encargó de eso muy cuidadosamente con un paño de algodón y agua. Le peinó el cabello, y lo limpió poco a poco, y luego lo secó con un secador. Le tomó varios días.»

Parte de uno de los dedos de Evita había desaparecido. Se cree que este fue cortado después del golpe de 1955 porque los militares querían comprobar que en realidad eran los restos de Eva Perón. Carlos Spadone también cree que el cuerpo había sido golpeado en repetidas ocasiones.

«Había un hueco grande en la nariz, y también golpes en la cara y en el pecho, y marcas en la espalda», explica.

«También tenía un fuerte golpe en una rodilla, pero yo no creo que haya sido colgada o azotada, como dicen algunas personas; yo no lo creo.»

En 1973, Juan Perón e Isabel regresaron a la Argentina. Juan Perón fue elegido presidente con su esposa como vice-presidente.

Cuando él murió repentinamente al año siguiente, Isabel asumió el cargo de presidente y estuvo a cargo de la repatriación del cuerpo de Evita desde Madrid a la Argentina.

Domingo Tellechea comenzó la restauración del cadáver de Eva Perón en una cripta en la residencia presidencial de Olivos en las afueras de Buenos Aires. El ataúd cerrado de Juan Perón estaba muy cerca. Lo recuerda como un trabajo complicado. Domingo Telechea tuvo que dejar la Argentina cuando volvieron los militares

«Los pies estaban en muy mal estado, porque el cadáver estaba escondido en una posición de pie. En una parte había una herida, yo no podría decir si fue hecha por un arma, pero fue causada por algo. Esa parte del cuerpo se veía bastante fea».

Domingo pensó que los restos podrían haber sido comprimidos en un ataúd que no era lo suficientemente grande. «Si usted tiene un cuerpo que está siendo preservado por alguna razón, incluso si es un enemigo político o ideológico, sigue siendo un cuerpo preservado», dice.

«Si usted lo aprieta en un ataúd demasiado pequeño, o le aplasta la nariz, ¿qué es eso? Es un delito contra el cuerpo. Pero no era mi trabajo a decir lo que causó el daño, a pesar de que definitivamente no tenía heridas de bala. »

Pero, en esencia, el trabajo de embalsamamiento original había resistido la prueba del tiempo.

«Había un montón de marcas en el exterior, pero lo que se notaba era la conservación del interior del cuerpo, ya que estaba muy bien hecha», dice.

Mientras trabajaba en la restauración de los restos de Evita, el gobierno de Isabel Perón comenzó a planear la construcción de un monumento nacional – un Altar de la Patria – que contendría tanto a Evita como el ataúd cerrado de Juan D. Perón. Esto nunca ocurrió. Millones de personas asistieron al funeral de Eva Perón

Cuando la restauración se finalizó, el cadáver fue una vez más brevemente expuesto en público junto al féretro de su marido. Fotos de la época muestran una cola en las afueras de Olivos, aunque nada parecido a los dos millones de personas que habían presenciado el paso de su ataúd cuando ella murió en 1952.

Domingo Tellechea dejó a Eva Perón sin marcas y serena; como si estuviera descansando en paz. Pero él no podía dormir tan fácilmente.

«Hubo amenazas … amenazas cobardes en el teléfono», dice. «El trabajo que hice en el cuerpo de Eva Perón nunca fue mencionado directamente, pero era la única cosa que podría haber sido». Domingo dice que no se sentía seguro en su casa sin un arma para proteger a sus hijos.

En 1976, otro golpe militar depuso al gobierno de Isabel Perón y la Argentina caería así en sus días más oscuros y sangrientos; miles de personas desaparecerían.

Al igual que tantos otros argentinos, Domingo Tellechea se fue al exilio. Allí construyó una carrera internacional de gran éxito en la restauración de arte, y todavía trabaja 10 horas al día.

En cuanto al cuerpo de Eva Perón, en octubre de 1976 fue sacado finalmente de Olivos y colocado en el mausoleo de su familia en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires. La operación fue supervisada por la dictadura.

Evita se encuentra a cinco metros de profundidad, en una cripta fortificada como un búnker nuclear, de modo que nadie pueda nunca más molestar a los restos de la más controvertida Primera Dama de la Argentina.

Fuente: BBC Radio 4