Sociedad

Por Anabel Acevedo

«Es un país donde la gente se cuestiona, piensa y reflexiona»

Diana Sahovaler de Litvinoff es psicóloga y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Habla sobre la tendencia de mostrar la intimidad en las redes sociales. Además, nos cuenta que la clase media Argentina es la que más acude a terapia.

?Los adelantos técnicos tiene que servir para la felicidad y el bienestar de los sujetos?

 Autora del libro “El sujeto escondido en la realidad virtual” y profesora titular en el instituto Angel Garma, Sahovaler habla con El Mensajero Diario sobre un tema que está en boga: La intimidad de los sujetos en las redes sociales. Puntualiza en el concepto “Aceptación”. Además, nos cuenta que la clase media Argentina es la que más acude a terapia.     ¿Es cierto que Argentina es uno de los países donde la gente más se psicoanaliza? Es uno de los países con más porcentaje de gente analizada. Acá llegó el español Angel Larma, después de la guerra y encontró un grupo de intelectuales organizados que se formaron. Pienso que tiene que ver con este grupo fuerte que fue pionero y también con la clase media; que es gente interesada, con posibilidad de analizarse y que se interroga acerca de sí misma. Es un país donde la gente se cuestiona, piensa, reflexiona.   ¿Qué sucede con la intimidad y los nuevos medios de comunicación? Hay una generación que ya nació con esta forma de comunicación, a través de internet y las redes cibernéticas; es algo con lo que contamos. El tiempo y el espacio ya son lo mismo, la democratización de la llegada a la información y la libertad de expresión es algo con lo que ya se cuenta. Hoy uno tiene la posibilidad de exponer en internet las cosas que piensa, siente y le pasan; de una manera que antes quedaba reservada al diario íntimo. Ahora el diario íntimo está colocado en blog o Facebook, y entonces queda expuesto a la mirada o consideración de miles de personas. Hay dos cosas, primero lo que antes era íntimo ahora ya no se considera así, lo que para una generación podía ser íntimo, por ejemplo, mostrar los tobillos, se consideraba pornográfico. Fotos o videos que pueden resultar provocativos son tan masivos que ya pierden un poco de intimidad, y lo que podía ser escandaloso en un momento ya no resulta escandaloso. Por otro lado, la verdadera intimidad tiene que ver con fantasías inconscientes de cada uno, con el erotismo y con cosas que uno no quiere mostrar porque lo dejaría en posición de disminución o en un lugar de vergüenza. El ser humano es  muy complejo, tiene aspectos creativos ricos pero también se daña así mismo, tiene odio hacia los demás, envidia, celos; que la gente, en general, no las muestra, salvo excepciones -a veces hay cosas que se escapan- antes podía ser en la palabra y ahora en internet. En general, la gente la intimidad no la muestra lo que se muestra en Facebook es lo que quieren mostrar; si quiere dar una imagen de desprejuicio o de felicidad o de intelectualidad. A veces se construye un personaje para mostrar.    ¿Con estos nuevos medios, tuvieron que hacer un cambio en el abordaje? Porque si bien el concepto de intimidad es un concepto antiguo para el psicoanálisis, esto que se muestre a través de las redes sociales es nuevo. Por ejemplo, hay una película nueva “Ella” (“Her”) él se enamora de una máquina, como si fuera una chica que lo atiende, es cariñosa como la Siri del Iphone que te dice la temperatura, te saluda, te dice algo inteligente. Si bien esa película exagera porque la hace como si la máquina tuviera sentimientos. Uno podría decir que es algo novedoso, pero los caballeros que se enamoraban de una dama que la habían visto una vez en el balcón, en la época del Medioevo y Don Quijote con su Dulcinea ¿no era parecido? Son amores platónicos, virtuales, es nuevo porque ahora la voz viene de la computadora y no de la dama que vive en el castillo. La necesidad de enamorarse, de encontrar algo ideal, que responda a todas tus necesidades, cuanto menos contacto mejor porque más crece la fantasía y más uno lo hace a su gusto. Te diría que sí, en parte, uno tiene que conocer e implementar para su beneficio la nueva tecnología. Para psicoanalizar una persona que está en China, si vos no contás con skype cómo lo psicoanalisás, cómo difundir con tanta gente que lo necesita, todos tenemos problemas. Ayuda también a la expresión, en Facebook o Twitter; a veces se dice que es banal, chato porque la gente comunica de todo: lo superficial, lo que piensa, lo que siente, ideas políticas, escribe y comenta poesía, comentan cine, se crea una especie de  subjetividad colectiva porque se crean grupos con temas determinados. Estos tienen cada vez sus propias subjetividad, sus emergentes, el individuo alimenta el grupo y el grupo al individuo, y las redes sociales conforman grupos de opinión, circula información, circula opinión, circula reflexión como en la vida misma. Sirve para investigar qué le gusta al consumidor para ofrecerle determinado producto, para moldear el gusto de los consumidores pero también lugares de expresión. Hay que pensar en que todos estos adelantos técnicos tienen que servir para algo fundamental que es la felicidad y el bienestar de cada uno. Cada cual tiene que tratar de encontrar la mejor manera posible de ser feliz y hacer feliz a lo que le rodea, mirar mucho alrededor suyo de lo que son los vínculos amistosos, familiares, amorosos.   Con respecto a la aceptación. Más allá de mostrar la intimidad ¿Las personas buscan ser aceptada a través de la redes sociales? Está muy puesta la autoestima. Yo muestro mi foto o mi perfil digo qué me gusta o lo que pienso para esperar que me digan A mí también me gusta tu foto, pensamiento o poesía porque siempre estamos buscando la aprobación del otro. Nosotros vivimos, desde el comienzo en el seno de una familia, dependemos de los otros para poder vivir. Siempre estamos muy atentos a qué es lo que el otro quiere, que necesita para ofrecérselo, para tratar de ser queridos, reconocidos. Es una búsqueda permanente. Que tampoco es nuevo pero ahora está expuesto de esta manera. Dependemos de la mirada del otro, Sastre decía: “El otro tiene un secreto, el secreto de lo que soy”. Entonces para buscarme a mí misma tengo que saber qué es lo que el otro piensa de mí, cómo me ve. De todas maneras, esa dependencia a veces se transforma en una cosa obsesiva, están como demasiado referenciados con el otro. Hacemos cosas para gustarle al otro y no porque nos gustan a nosotros. Entonces ahí se tiene que encender una luz roja; donde dice es cierto que dependemos del otro pero también tenemos nuestro margen de libertad de elección, de subjetividad propia. Hay cosas que a los otros no les gusta pero a nosotros sí. Dentro de este contexto, de estar tan pendientes del otro, hay quien se mete totalmente en esto de vivir para la foto que sube; y quien no; que lo usa para reafirmarse, comunicarse, divertirse pero también puede apagar la computadora o el celular, la cuestión es poder prenderlo cuando nos sirve y apagarlo cuando no nos sirven.   ¿A raíz de esto, surgen nuevas problemáticas? ¿Hay nuevas formas de abordar esto en psicología? Puede estar facilitado, en el sentido que hay una gran posibilidad de difusión de lo que uno comunica, y como también entretiene y es divertido, qué es lo que uno piensa de mí y qué le pasa al otro. A veces es más imagen que profundidad. Pero lo de pueblo chico infierno grande, si vas a un pueblo chico, no hace falta Facebook. En los pueblos sabían todo qué había comido el vecino, que ropa se compró o de quien se había enamorado.   ¿Estás trabajando en otro libro? Estoy haciendo la segunda edición del libro “El sujeto escondido en la realidad virtual” que se agotó y la editorial me pidió que prepara la segunda edición. Estoy trabajando para incorporar el tema de la intimidad, el sida y la relación con la sexualidad de hoy.