Sociedad

Preocupante mortalidad de ballenas en Península de Valdés

Desde hace siete años aumenta el número de cetáceos encontrados varados en las playas patagónicas. Complica la situación la presencia de biotoxinas marinas y las gaviotas que atacan a las ballenas más jóvenes.

Un grupo de científicos está investigando las causas por las que, desde hace siete años, cada vez más ballenas encallan y mueren en las costas de Península Valdés, en la provincia de Chubut. El Programa de Monitoreo Sanitario de Ballena Franca Austral es una iniciativa que une a tres instituciones locales y dos de Estados Unidos, donde los investigadores intentan adquirir muestras de tejido de los restos de los animales para definir la causa de muerte, con la ayuda de vecinos y turistas. Por eso es esencial que las personas avisen si ven a un ejemplar encallado. En este sentido la veterinaria Andrea Chirife comentó: “Sólo en el 20 por ciento pudimos hacer una necropsia completa y colectar muestras de alto valor diagnóstico, el resto de los animales se encontraban en un estado de descomposición muy avanzado como para observar y obtener cualquier evidencia externa de la posible causa de muerte”.Hasta el momento, los especialistas coinciden en que lo más probable es que las hembras adultas mueren más frecuentemente que en años anteriores por la falta de krill. Además complica la situación la presencia de biotoxinas marinas, como las que trae la marea roja, y la transmisión de enfermedades infecciosas por el agua o entre los animales. Como consecuencia, durante el año pasado se encontraron unos 81 ejemplares, de los cuales 79 fueron examinados. En el Centro Nacional Patagónico (Cenpat), se realizó un informe que incluyó cifras como que desde 2003 murieron 366 ballenas francas australes, de las que el 90 por ciento eran crías de la temporada.Aunque desde 2033 hasta 2009 la cantidad de crías vivas creció un 11 por ciento, se calcula que las muertas ya son el 25 por ciento. Al parecer, hay otro factor preocupante que lo desencadena las gaviotas, que aumentaron en los últimos años y atacan a las ballenas más jóvenes. Según Mariano Sironi, del Instituto de Conservación de las Ballenas (ICB) «la cantidad de ejemplares con heridas pasó del 1% en 1974 al 77% en 2008, y muestras de esas heridas en tres de seis ballenatos muertos revelaron una relación con un proceso inflamatorio local».