El ex secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, irá a juicio oral y público acusado de haber aceptado dádivas de una empresa a la que debía controlar, según dispuso en las últimas horas la Cámara Federal porteña.
Así lo resolvió la Sala I del tribunal en relación con una causa investigada por el juez federal Claudio Bonadío, y en la que la Cámara rechazó un pedido de nulidad efectuado por la defensa del ex funcionario.
Sin embargo, en otra causa por enriquecimiento ilícito pero investigada por el juez federal Norberto Oyarbide, el mismo tribunal declaró nula una resolución del magistrado y le ordenó profundizar la investigación.
La sala le ordenó al juez que practique más medidas para determinar si unos e-mails que fueron encontrados en la computadora de un ex asesor de Jaime, Manuel Vázquez, y que comprometen al ex funcionario, estuvieron bien «custodiados» o fueron alterados.
Al respecto, los jueces de la Sala I de la Cámara en el fallo explicaron que “el requerimiento de elevación a juicio que se examina resulta autosuficiente en cuento a las exigencias de la relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos y explicación sucinta de los motivos en los que se funda con relación a la conducta asumida por Ricardo Jaime”.
Los camaristas Eduardo Freiler, Eduardo Farah y Jorge Ballestero agregaron que “no hay lesión al derecho de defensa que justifique la declaración de invalidez pues la acusación ha resguardado el principio de correlación”.
Bonadío centralizó en su juzgado tanto la causa por dádivas que investigó él, referida a pasajes de avión a Brasil, Uruguay y Córdoba pagados a Jaime y sus familiares por el Grupo Plaza, de la familia Cirigliano, como otra investigada por Oyarbide.
Esta última causa se refería a los alquileres y garantías de dos departamentos en que vivió Jaime y que pagó la empresa TEBA (Terminal Buenos Aires de ómnibus), firma a la que el ex secretario de Transportes también debía controlar.
De esta manera, Bonadío procesó inicialmente a Jaime por dádivas al determinar que empresarios le pagaron catorce vuelos a Río de Janeiro, Florianópolis, Punta del Este y Córdoba, su provincia de origen.
