Un grupo de activistas de la organización ambientalista Greenpeace se colgó esta mañana con arneses y sogas del edificio del Centro Cívico de la ciudad de San Juan, donde desplegó una enorme bandera, en rechazo de la actividad minera en la Reserva de Biósfera San Guillermo, en el noroeste provincial. 

Esta manifestación enojó al gobernador, José Luis Gioja, quien sostuvo que «esto no es protesta, es exhibicionismo», y aseguró que «las puertas están abiertas» para dialogar en torno de las actividades en el área protegida, aseguró. 

Por otra parte, el hecho motivó el despliegue de bomberos y policías y, si bien no se habían producido detenciones, se informó que se realizará una investigación porque los manifestantes habrían «violado» la seguridad del edificio público. 

La medida fue adoptada por la organización cuando hoy se conmemora el Día Mundial del Medioambiente. 

De esta manera, cinco activistas lograron ingresar pasadas las 6 de hoy, antes de la apertura de las oficinas, y desde la terraza, en el quinto piso, se descolgaron con sogas, vestidos con mamelucos naranja y cascos. 

Allí, desplegaron el cartel de cinco por siete metros con la leyenda «Gioja: San Guillermo, sin minería» junto a la fotografía de un cachorro de una especie autóctona de felino. 

Los activistas permanecieron sentados largo rato en el borde de la estructura de cemento del edificio, aproximadamente a la altura del tercer piso, mientras la policía observaba desde abajo. 

La acción desplegada por Greenpeace coincidía con la visita a San Juan del ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, para participar de la presentación del plan de manejo de la Biosfera San Guillermo. 

Ese plan, elaborado por la Nación y la Provincia, pretende establecer tres áreas a lo largo de las 981.460 hectáreas de la reserva y las actividades que pueden realizarse en cada una. 

La Reserva está integrada por un Parque Nacional y otro Provincial, a unos 330 kilómetros al noroeste de la ciudad de San Juan.