Opinión

CPN Carlos Andrés Ortíz, Investigador de Temas Económicos y Geopolíticos.

Otra solar sobrevaluada

Según informes de origen digital, gentilmente facilitados por un amigo – asesor de la temática energética-, en Quitilipi, provincia del Chaco, se instalará una “mega” central solar de 20 MW de potencia máxima instalada.

Si se completa, será la mayor del país, o estará segunda cerca respecto de la existente cerca de San Juan (Capital). Pero en el macro contexto energético, aún del Chaco, que es provincia pobre como todas las del NEA, es una usinita de muy poca relevancia.

Como es habitual al difundirse este tipo de iniciativas, el reporte periodístico presenta a la futura nueva central solar como una “brillante” solución (valga la ironía, al tratarse de energía solar). Prácticamente es alabada como una panacea casi absoluta, diríase una revelación divina hecha paneles solares.

Es bueno analizar exhaustiva y sistemáticamente las exultantes opiniones difundidas (24 Siete Info – 08/01/2014), poner las cosas en su justo contexto, y evaluar los datos que “casualmente” se omitieron por completo, o se sacaron del contexto real.

La usinita es considerada una “gran usina”, y eso merece ser puesto en su realidad. Si se completa, será la mayor del país, o estará segunda cerca respecto de la existente cerca de San Juan (Capital). Pero en el macro contexto energético, aún del Chaco, que es provincia pobre como todas las del NEA, es una usinita de muy poca relevancia, que prácticamente “no mueve la aguja”. Y menos en función de su escasísima producción previsible.

La comparan en forma muy elogiosa respecto a unos grupos electrógenos convencionales –seguramente equipos Diesel-, pero cuidadosamente omiten el nada pequeño hecho que la Potencia Firme de los Diesel es la indicada por el fabricante, o poco menos (esos motores pueden funcionar a elevado régimen en forma constante), las 24 horas, independientemente de las condiciones climáticas. Y esto no es alabar o promover la generación Diesel, es describir la realidad.

En cambio, la supuesta “gran solución” solar, solo rinde al máximo unas pocas horas al mediodía, y el rendimiento decrece acentuadamente en horarios alejados del cenit solar; y por supuesto se apaga irremisiblemente de noche. Además la producción disminuye mucho o incluso se anula, en días nublados o lluviosos.

Por eso, la usinita solar de 20 MW no es comparable en producción con otra de similar potencia teórica, pero de una tecnología convencional. Tecnologías convencionales son las únicas aptas para funcionar como bases de cualquier sistema eléctrico, y básicamente son solo de tres tipos: termoeléctrica (usando combustibles fósiles o eventualmente biocombustibles), hidroeléctrica y nuclear.

Justamente, y en forma supuestamente “casual”, el comentario periodístico, no dice una sola palabra acerca de la Generación Media Anual prevista, ni tampoco del costo por KWh a producirse. Es que sería indefendible justificar la instalación de la usinita solar, al considerar que el rendimiento esperable debe estar en un escaso 10 o menos, o improbablemente 15 % -cuanto mucho- del total teórico operable. Para poner en contexto, eso equivale a funcionar las 24 horas al 10 % -o posiblemente menos- de su potencia nominal, con el agravante que en el pico de carga máximo –que en nuestro país se da entre el atardecer y primeras horas de la noche, la central solar estará irremisiblemente fuera de servicio.

Respecto al “gran ahorro de combustible” que citan como motivo válido para la generosa inversión de capital, el tema es harto discutible. En efecto, las centrales solares, al igual que las eólicas, son intermitentes –fluctúan fuera de control humano variando sus generaciones-; sus producciones son aleatorias -o sea no son adecuadamente previsibles, por depender de factores en los que el hombre no puede influir ni regular-; y en las solares, sus producciones cesan al no contar con el Astro Rey. Por todo ello, las eólicas y solares solo pueden funcionar con el respaldo de centrales convencionales, para cubrir sus baches y falencias técnicas.

Hablando en criollo fácil, esta eólica no reemplaza a las centrales Diesel que operan en el sistema chaqueño en el área de Quitilipi. Su producción apenas será un modesto complemento, que seguramente mejorará algo el sistema, y poco o nada más. No reemplazará a las usinas Diesel aportando solo energía marginal de baja confiabilidad; por ende en las cuentas finas, dudosamente ahorre combustible, más que en cuotas marginales, pero produciendo a un altísimo costo por KWh, más caro incluso que las costosas generaciones de los grupos electrógenos Diesel. Si así no fuera, sería interesante que lo demuestren, con análisis bien fundamentados e irrefutables.

El costo de instalación declarado es de 25 millones de dólares, más 60 millones de pesos de la instalación transformadora. No se aclara si los 25 millones corresponden a la primera etapa de la central (10 MW) o al total (20 MW). Suponiendo que sea el total, y sumando –como corresponde- la estación transformadora al costo de la central, se tiene un costo del orden de 35 millones de dólares, para 20 MW de Potencia Instalada Nominal. Eso representa 1,75 millones de dólares por MW, o sea es caro, como siempre resultan las solares fotovoltaicas. Y si el costo de instalación es caro, y el rendimiento efectivo es muy bajo (como es usual en las solares), el costo real por KWh será desmesuradamente caro; además de los inconvenientes técnicos insalvables de esa tecnología de generación. ¿Es eso una solución…?

Por otra parte, si parte sustancial del costo se expresa en dólares, cabe suponer que los paneles y otros componentes serán importados. O sea nulo o escasísimo desarrollo industrial nacional, y sangría de divisas perjudicando la Balanza de Pagos Nacional.

Hace poco, con similares enredados y sesgados argumentos, promocionaron otra central solar en Salta; con planteos que encierran las mismas dudas a su eficiencia que las planteadas respecto al proyecto chaqueño.

Como referencia no menor, existen antecedentes de curiosas asociaciones de Greenpeace con petroleras anglosajonas (Shell y British Petroleum) para producir y promocionar paneles solares, que esas mismas corporaciones producen en Alemania, y posiblemente en otros países de Europa. Los costos reales, ni las eficiencias productivas, evidentemente no están dentro de sus preocupaciones. Esos son problemas para los países subdesarrollados que se doblegan ante las presiones de esos grupos del ecologismo cavernario, cuya finalidad principal es mantenernos atados al subdesarrollo crónico.

Curiosamente –o no tanto, pues para algunos no es “energéticamente correcto”- los que promueven las costosas e ineficientes usinas solares fotovoltaicas, ”olvidan” e incluso demonizan a un gigantesco proyecto de transformación socio económica positiva del Gran Chaco Argentina, que será La Canalización del Bermejo, proyecto que si se concreta, no solo aportará energía limpia, barata y abundante como es la hidroeléctrica (con casi 500 MW planificados), sino que también regulará el caudal asegurando el abundante suministro de agua a una extensa región, que hoy padece crónicas sequías con esporádicas pero recurrentes grandes inundaciones; posibilitando la navegación comercial hasta Bolivia mediante barcazas adecuadas (suministrando salida directa al mar al país hermano, y dando salida económica y ambientalmente mucho más limpia a la producción argentina del NOA y buena parte del NEA), y además permitirá disminuir significativamente los cuantiosos arrastres de sedimentos, que crónicamente taponan la Hidrovía Paraná – Paraguay, sedimentos que obligan a costosos dragados.

¡Pero las transnacionales del ecologismo cavernario, y sus “perejiles” locales, demonizan ese vital proyecto de desarrollo socio económico con notable importancia geopolítica!

En su lugar, nos venden los “espejitos de colores” de las costosas e ineficientes usinas eólicas y solares, con las que esos pseudos ecologistas promotores del subdesarrollo crónico, planean empastar e impedir todo proceso factible de desarrollo.

CPN Carlos Andrés Ortíz, Investigador de temas Económicos y Geopolíticas