Economía

Todos unidos detrás de un programa de saqueo impuesto por el FMI

Un análisis del rumbo económico trazado por el nuevo ministro de economía. Refuerzo de las concesiones al poder económico dominante, garantías del programa con el FMI, avance sobre los mecanismos que permiten el saqueo de los recursos estratégicos del país y otro golpe para los sectores populares.

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A pocas horas de la jura, el nuevo ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, dio a conocer los principios de su programa económico que, rozando lo tragicómico, tienen exactamente la misma orientación y objetivos que los expuestos por sus antecesores en el cargo. Justamente, la lectura de su discurso tuvo una clara intención de mostrar unidad y voluntad política para cumplir las metas, y condicionamientos, que impone el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) firmado en marzo de este año.

La diferencia, que explica la reacción desigual de los sectores concentrados de la economía (“el mercado”), es que Batakis no se pronunció específicamente en cómo iba a ejecutar el ajuste fiscal pretendido, ni brindó garantías al sector exportador en su objetivo de apropiarse de gran parte del ingreso de divisas que genera el aumento de las exportaciones. Massa lo hizo y “el mercado” lo recibió con tranquilidad, generando una estabilidad que puede resultar un bálsamo, en un contexto de incertidumbre, para algunos desprevenidos. Claro, es un perfil de confianza para el poder real, un hombre designado directamente por los Estados Unidos, desde hace años, para quebrar al movimiento nacional y unificar el criterio político de la democracia liberal argentina detrás de los designios e intereses norteamericanos en esta región.

La cuestión de fondo independientemente de los cambios de figuritas es que, en marzo de este año, el gobierno argentino definió el rumbo económico del país con la firma del acuerdo con el FMI; y, desde ese momento, su margen de acción se limita a lo que le permite el organismo internacional direccionado por los Estados Unidos. Vale aclarar que esto, por primera vez y luego de 2 años y 8 meses de gobierno, es avalado por todo el espacio político del Frente de Todos.

Lo absurdo, pero estrictamente cierto, es que el gobierno que llegó con una fuerte crítica a la gestión anterior, terminó ratificando y profundizando el mismo rumbo económico, acentuando las injusticias de un modelo depredador que encuentra como principales beneficiarios a las empresas transnacionales que dominan nuestro comercio exterior (sector exportador). Para ser precisos y evitar caer en las vaguedades que caracterizan el discurso económico dominante, es necesario caracterizar firmemente el rumbo económico fijado.

El orden económico actual es el impuesto por los grandes sectores concentrados, y asociados, de la economía nacional (transnacionales del comercio exterior y poder financiero especulativo con terminales políticas en el extranjero) cuyo objetivo es apropiarse de la riqueza y el trabajo de los argentinos con la “libertad”, la “seguridad jurídica” y la “previsibilidad” que se necesita para hacerlo legalmente de manera sostenida en el tiempo.

La deuda con el FMI es, en rigor, un cambio de deudor; el organismo financió la fuga de divisas para que los fondos de inversión, bancos, algunas empresas y personas físicas puedan dolarizar sus ganancias en pesos y girarlas al exterior. Los principios del programa anunciados por Sergio Massa, ratifican que el gobierno de Alberto Fernández seguirá garantizando, de la misma manera, este circuito. Esto se ve claramente en la intención de volver a aplicar herramientas que tienen ese fin, y que hasta fueron ejecutadas de igual manera durante el gobierno de Juntos por el Cambio (volver al financiamiento externo en dólares con organismos multilaterales de crédito y repo con contraparte en el extranjero). Estas medidas solo apuntan a sostener los mecanismos que permiten la continuidad de este modelo.

Por eso, a pesar de un superávit comercial cercano a 35 mil millones de dólares durante la gestión de gobierno, con control cambiario vigente, el BCRA posee menos reservas que al momento de su inicio. Lo explicado con anterioridad explica a dónde, y a manos de quiénes, fueron esas divisas.

El total dominio extranjero sobre el quehacer político nacional se ve reflejado en la realidad de que, además de no existir diferencias sustanciales respecto a la orientación de las medidas de Guzmán-Batakis-Massa, se profundiza el mismo esquema. Los planteos de los tres funcionarios confluían en: énfasis exportador; ajuste de las cuentas públicas y mayor presión tributaria a los fines de reducir el déficit fiscal; restricción monetaria (aumento de tasas y cero emisión para financiar al Tesoro) y contracción del mercado interno.

Es que, en rigor de verdad, la estafa de la deuda, y posterior acuerdo con el FMI, tenía como principal objetivo consolidar y profundizar este programa económico. La subordinación política actual es total.

Solo con analizar algunos de los objetivos planteados en el programa de Massa como ministro de economía podemos concluir en que no hay, en absoluto, posibilidad de crecimiento y desarrollo con justicia social; por el contrario, restringe la economía, agudiza sus problemas estructurales y profundiza su dependencia.

Los principios enumerados respecto al orden fiscal se reducen a continuar el plan de ajuste fiscal diseñado por el FMI. El mismo puede continuar por la vía inflacionaria o reducción de inversión pública.

Adrede, se evitó mencionar el enorme déficit que produce la emisión de pesos por intereses de instrumentos especulativos (leliqs, notaliqs). Eso, en combinación con las medidas de congelamiento para la planta del estado y el recorte de subsidios implican que el ajuste será pagado por el pueblo trabajador. No el sector especulativo (bancos) ni el exportador (empresas transnacionales) que se llevan el grueso de la emisión monetaria.

En cuanto a lo enunciado para lograr mayor superávit comercial, se harán masivos los beneficios para el sector exportador (el más rico y concentrado de la economía nacional) profundizando la primarización del aparato productivo (ventas de materia prima, alimentos y energía). No es un plan de recuperación de empleo sino uno de recaudación de divisas, que finalizarán en el extranjero como giro de dividendos o pago de deuda (estafa) con el soporte de la ley de inversión extranjera directa vigente.

Por otro lado, mientras se encuentra vigente un plan de ajuste, y no existe créditos para las PyMEs ni para el consumo interno, se habilitarán para aumentar las exportaciones. Se ve claramente para quienes está diseñado el plan.

En cuanto a las importaciones solo se habla de restricciones, no se plantea la administración de las mismas ni, mucho menos, un plan para sustituirlas en beneficio del trabajo nacional y el fortalecimiento del mercado interno.

Para cumplir con el objetivo de fortalecer las reservas, se propone incentivar la liquidación de exportaciones a cambio de permitir que las empresas puedan dolarizar un porcentaje de las mismas. Esto será un alivio a corto plazo y un daño enorme a mediano y largo porque finalizarán como fuga de capitales.

A su vez, y en coincidencia con lo realizo por el gobierno de Juntos por el Cambio, se ejecutará un empréstito por 1,200 millones de dólares con organismos internacionales, otro con la CAF por 750 millones de dólares adicionales y repo con contrapartes extranjeras. La salida propuesta es más deuda, más dependencia, más ajuste. Nada de desarrollarnos, fortalecer el mercado interno y fortalecer las reservas sustituyendo el enorme caudal de importaciones vigentes.

Finalmente, en este marco y bajo este programa no hay lugar para ninguna medida que se oriente a la justicia social. Será por eso que hasta han cambiado esa histórica bandera del movimiento nacional por la “inclusión social”.

Como conclusiones podemos afirmar que, al repetirse las viejas fórmulas, los resultados no serán distintos: Plan de ajuste fiscal, aumento de las exportaciones y reducción del mercado interno. Fortalecimiento de reservas en divisas que finalizarán en el extranjero como fuga de capitales o pagos de deuda – estafa.

La rotación de figuritas y personajes son para ganar tiempo de gobernabilidad ante la crisis social en aumento. Es simular que se cambia algo mientras todo sigue igual.

Hoy más que nunca, con una clase política totalmente alineada a un mismo modelo y programa económico, la salida a los problemas profundos de la Patria radica en volver a encontrarnos, crear comunidad, a partir de certezas estratégicas. Debatir y unirnos detrás de un proyecto, que, necesariamente, debe ser de liberación nacional.

Rodolfo Pablo Treber es analista económico, trabajador del B.C.R.A. Militante por la liberación nacional.