La calle Manco Capac tiene unas pocas cuadras; en uno de sus extremos, a la altura del 1700 y a pocos metros de la entrada del cementerio de Flores, los vecinos tomaron una medida extrema: construir una barricada con barriles de 200 litros para evitar que los delincuentes que azotaban la zona tengan una vía de escape rápida hacia la autopista Perito Moreno o la villa del Bajo Flores.
La historia se remonta a un mes atrás. Una seguidilla de hechos de inseguridad alcanzó el punto máximo cuando delincuentes abordaron a una vecina para robarle su auto.
A pesar de que la mujer no se resistió al atraco, fue brutalmente golpeada y sólo se salvó por la intervención de otro vecino, que encendió la alerta y disuadió a los malhechores de continuar con la golpiza.
«Fue muy violento yo no me negué en ningún momento a entregarles el auto, sin embargo no les bastó; me pegaron con el arma en la nuca, me arrastraron por todo el pasaje», explicó la mujer
«Me salvó uno de los vecinos que empezó a gritar y a llamar a los demás vecinos para darme una mano. No sé qué más quería», relató, y agregó: «Ese momento no te lo borra nadie. No se trata de lo que te sacan de lo material –que a nosotros nos cuesta mucho sacrificio de todos modos–; se trata del momento que te hacen pasar, y eso te queda toda la vida».
A partir de allí, los vecinos decidieron organizarse y sumar una barricada al sistema de alarmas e iluminación que ya habían instalado. Juntaron el dinero y finalmente se concretó.
El objetivo del piquete es obstaculizar el escape de los malvivientes. «Se escapan para el lado de la Perito Moreno o para el lado de la villa. Al entrar y salir por el pasaje por el mismo lugar, les impedís la salida rápido, porque todo auto que entra tiene que retroceder y subir al cordón», explicó a uno de los impulsores de la medida, mientras que una vecina agregó: «Al poner la barricada logramos que ellos no se sientan libres de tener un acceso directo a la autopista, directo a las villas, directo a una salida que nadie los puede perseguir».