Si bien la primera fecha del Clausura había comenzado el viernes, la jornada del domingo era la más esperada por los estrenos oficiales de los dos más grandes del fútbol argentino. Boca, el equipo sensación del verano y uno de los candidatos al título, debía enfrentar a Godoy Cruz como local mientras que River visitaba a Tigre en un partido muy importante en la lucha por la permanencia.

Lo sucedido en la bombonera fue histórico, basta con mencionar que fue la quinta derrota en la historia del profesionalismo que sufrió Boca por 4 a 1. Si bien el resultado final es indiscutible, es cierto que la ventaja en la cancha no fue tan exagerada, el Tomba fue muy efectivo en ataque, mientras que el equipo de Julio Falcioni desperdició muchísimas ocasiones de gol y tuvo en su arquero, Javier García, uno de los principales artífices del resultado, con una noche para el olvido.

Ni el regreso de Juan Román Riquelme, ni la presencia de Walter Ervitti pudieron contrarrestar las fallas defensivas del equipo xeneize, que sufrió mucho atrás y se encontró con un Godoy Cruz bien parado en la cancha que salió rápido por las bandas y jugó permanentemente a espaldas de los volantes de Boca.

River, por su parte, enfrentó a Tigre en un discreto partido que dominó en gran parte de la primera mitad pero que, por no tener precisión a la hora de definir, casi termina perdiendo. El equipo de Juan José López se mostró equilibrado en todas sus líneas pero no encontró volumen de juego con el doble enganche compuesto por Lanzini y Lamela. Pavone, solo de punta, peleó más de lo que jugó.

Con este debut River demostró que será un equipo que, consciente de sus limitaciones, peleará para salir lo antes posible de la zona caliente de los promedios, intentando mejorar la buena campaña realizada el semestre pasado. Boca, por su parte, se pareció más al flojo equipo del torneo Apertura que al sólido conjunto que finalizó invicto en el verano. El tiempo demostrará cuál de los dos es el verdadero.