La demolición  de ese sector comenzó en marzo, sin previo aviso, lo que generó la presión de trabajadores, pacientes y especialistas, en medio del reclamo por la falta de gas, que lleva más de un año. En ese momento, las máquinas se frenaron, pero ahora retomaron su tarea.

“Ya están empezando a desalojar a la gente de ahí, y ya anularon la participación de los pacientes que trabajan allí, y que cobraban un peculio de 200 pesos. 

Llegaron a participar unos 50 pacientes, ahora son 20”, expresó la psicóloga Luciana Burotto, una de las coordinadoras del taller Pan del Borda, que debió mudarse del subsuelo de la cocina, donde funcionó históricamente, porque allí también comenzaron a actuar las topadoras. “La demolición del subsuelo se está llevando a cabo con máquinas y muebles que todavía no han sido trasladados a nuestro nuevo espacio”, denunció Burotto. 

Para la construcción del Centro Cívico en Barracas, el Gobierno porteño piensa vender el Edificio del Plata en al menos 60 millones de dólares. 

Para la  diputada por el Partido Socialista Auténtico, Virginia González Gass, quien preside la Comisión de Salud Mental, “es un atropello a los enfermos mentales de nuestra ciudad: el Borda cumple una función social, allí van los pacientes con escasos recursos, no hay política en este sentido. A (Mauricio) Macri no le importa esta gente por eso embiste y va con las topadoras”.

Si bien la falta de gas es el principal problema que sufre el Borda, no es el único. Las organizaciones Pan del Borda, Cooperanza, Frente de Artistas del Borda, Hagamos algo ya y Radio La Colifata hablan “de un proceso de desmantelamiento sistemático de la institución”; y aseguran que desde el anuncio del cierre del hospital, en 2008, cuando el macrismo presentó su primer proyecto de construcción del Centro Cívico, que ocupaba toda la superficie del Borda y también el Hospital Braulio Moyano, disminuyó la cantidad de personas internadas, “a partir de altas indiscriminadas y traslados a clínicas privadas”. Eran 1500 y ahora son 600.