Según se indicó, dentro de una de las formaciones de origen japonés “hubo un principio de incendio en las baterías internas ubicadas en el salón, bajo los asientos de pasajeros”, y que “si no hubiese sido por el heroico accionar de un trabajador, extinguiendo el fuego, la situación hubiese sido más grave”.

A través de un comunicado, firmado por el delegado Christian Paletti -del sector de talleres de la línea C-, el del miércoles fue “el segundo principio de incendio en 60 días de estas formaciones”.

“Si la situación no ha desembocado aun en una tragedia como las ferroviarias, se debe a la permanente vigilancia y reclamo de los trabajadores del subte”,  destacó.

El año pasado, la AGTSyP presentó una denuncia ante la Subsecretaría de Trabajo del gobierno porteño y la Secretaría de Transporte de la Nación, en la que planteó “el alarmante y preocupante estado” de la Línea C “ante la falta de mantenimientos e inspecciones generales obligatorias por parte de la prestataria Metrovías (concesionaria del servicio) y su controladora SBASE (Subterráneos de Buenos Aires S.E.)”.

Los delegados calificaron las formaciones de origen japonés, construidas en la década del ’60, como “material rodante obsoleto”.

“No reciben los mantenimientos generales obligatorios correspondientes señalados en los propios manuales técnicos de mantenimiento y por los organismos de control, para su circulación en forma segura, eficiente y de calidad”, se advirtió.