Política

Humor vaticano

El Papa no sonríe

El papa Francisco manifestó su "preocupación por la grave situación económica y social que se vive en la Argentina", en especial a partir del "despido de trabajadores públicos y privados" y expresó su respaldo para con los movimientos sociales del mundo "como una importante herramienta para la salida a las crisis del sistema económico".

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Así lo expresaron a Télam, Eduardo Murúa, trabajador de la metalúrgica IMPA, presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y miembro de la conducción nacional de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), y Guillermo Robledo, presidente del Movimiento Helder Cámara por la Paz entre las Religiones y los Pueblos, quienes se reunieron con el Sumo Pontífice el 23 de febrero último en la Residencia de Santa Marta.

Según los referentes sociales, durante el encuentro se habló de la situación social, política y económica de Argentina, en un encuentro donde además entregaron una propuesta para la creación de un Observatorio sobre el Sistema Financiero Mundial junto a la Iglesia Católica.

«Francisco nos dijo que estaba muy preocupado por las políticas aplicadas hoy en la Argentina porque agudizan los problemas de los pobres y de los trabajadores», informó Robledo.

«Fue un encuentro donde nosotros brindamos un panorama general de lo que está ocurriendo en la Argentina con las políticas de ajuste del gobierno nacional, hablamos de los despidos en la actividad pública pero también de lo que se estaba produciendo en la actividad privada. Y también de nuestra mayor preocupación, que es que Argentina vuelva a una política de endeudamiento externo como única salida», precisó Murúa.

En esa línea, según el dirigente cooperativista, hablaron con Francisco «de todo lo que estamos viendo en la política argentina y de la complicidad de la mayoría de la clase política y de los grandes dirigentes sindicales que están aceptando como única salida económica lo que propone Macri. Para nosotros esa salida es la científica, es decir, que no tiene posibilidad de tener resultados favorables para el pueblo argentino más allá de transformarnos en colonia».

«Hablamos también de nuestra preocupación en la implementación de acciones represivas por parte del gobierno de Macri, no tanto hacia la militancia sino hacia los sectores más empobrecidos de nuestros pueblo donde la represión policial se hace cada vez más dura», añadió.

«El Papa está muy preocupado por el pueblo argentino, ve que tienen (desde el Gobierno) un sentimiento como de revancha hacia el pueblo y que no ve caminos hacia una unión y una real situación de paz social», relató Murúa.
«Ustedes son muy jóvenes y no lo han vivido, pero esto que está pasando en la Argentina lo veo como una especie de revanchismo hacia los sectores populares y los trabajadores, como fue en 1955″, dijo Francisco según los dirigentes, trazando un paralelismo con lo ocurrido después del sangriento golpe de Estado contra el presidente Juan Domingo Perón donde se persiguió y se asesinó a cientos de personas solo por ser peronistas.

Cabe recordar que también en febrero de este año, el papa crítico ante cientos de cooperativas italianas, la precariedad laboral que se extiende en Europa a la sombra de la “austeridad” impulsada por las autoridades: “Hay quien ofrece 11 horas de trabajo al día por 600 euros al mes. Y si no te gusta, te dicen que te vayas a casa. Esto es lo que pasa en este mundo, donde si no aceptás, otro aceptará. El hambre hace que se acepten también trabajos en negro, como todo el personal doméstico. ¿Cuántos de ellos tienen garantizada la pensión?”.

«La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece».

El “capitalismo salvaje”, con su “economía de la exclusión”, es un tema recurrente en los mensajes de Francisco, y ocupa un lugar relevante en su primera encíclica, Evangelii gaudium, donde afirma que, “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata”.