Sociedad

«La fuerza está en los movimientos de masa»

"Lito" Borello milita desde los 13 años y fue brigadista en Nicaragua, en la primera etapa de la revolución nicaragüense. Aquí cuenta las problemáticas actuales de los movimientos y de las organizaciones sociales y políticas. Además expresa su desconfianza a los funcionarios del gobierno nacional.

Borello en un rica entrevista con El Mensajero Diario.

Por Anabel Acevedo   Borello es Coordinador Nacional de la Organización Social y Política Los Pibes. Esta organización tiene un edificio ubicado en el corazón del barrio de La Boca y tiene dos cooperativas: una textil y otra alimenticia; donde dan trabajo y comida a muchos vecinos. También dan clases de apoyo escolar y clases de computación.

En esta entrevista, cuenta las problemáticas actuales de los movimientos y de las organizaciones sociales y políticas. El inconveniente que se puede presentar en el gobierno, si se cae en las viejas recetas de las instituciones. Está de acuerdo con seguir profundizando el modelo para no perder las conquistas ganadas. Dice que hoy no confían en casi nadie que está en el gobierno nacional.

  En los años noventa, las organizaciones y movimientos surgen con la necesidad emergente de alimentar a quienes se encontraban desocupados y a sus familias.  ¿Hoy cuál es su función principal? Nacimos resistiendo a las políticas neoliberales de los ´90s en el límite de la vida y la muerte, para sobrevivir. En ese marco nace el comedor Los Pibes. Nos sentimos ligados a ese fenómeno que se da en América Latina y tiene que ver con que la aplicación de las políticas neoliberales de los noventa reconfiguran el mosaico sujeto-pueblo; y emerge una nueva franja con lo que se generaba esta política como exclusión y fenómeno de hiper-explotación, en donde la exclusión tenía una vastedad más importante que la desocupación. Hasta la plusvalía era una bondad. Después va desembocando en lo que se conoce internacionalmente como el movimiento piquetero -fenómeno al que los medios le ponen ese nombre-. Cuando se nacionaliza el movimiento, el sujeto social se politiza, y Patricia Bullrich dice Se politizaron. Lo dice como crítica pero mostraba un salto cualitativo del movimiento, en el cual ya no pelea por reivindicaciones economicistas, de necesidades urgentes, sino también se recupera la posibilidad de soñar una posibilidad distinta y volver a un sueño de carácter más político y no solamente reivindicativo. Eso va en paralelo con ir convirtiéndose en la fuerza social motriz del cambio y en el actor sustancial de la construcción de ese tiempo político y por lo tanto empieza a emerger como un actor cotidiano. Y desemboca el 19 y 20 de diciembre en donde resuelve lo que la política no resolvía y termina echando a un presidente. Ese sujeto emergente es la fuerza motriz principal del cambio, es el sujeto social y está disputando ser el sujeto histórico: el que garantice la direccionalidad del proceso de transformación que se está viviendo. En aquel momento librabas una batalla casi por la de supervivencia, hoy seguimos creyendo que ese sujeto es el que está destinado a garantizar la direccionalidad de los cambios revolucionarios. Porque las institucionalidades -aún aquellas que se conquistan desde la lucha- tienen la impronta de lo viejo. Por lo tanto, es casi lógico que se burocraticen y tiendan a girar a la derecha. Por eso son los movimientos, los que están llamados a garantizar esa direccionalidad, corregir los errores, y entender que la fuerza no está en esa institucionalidad conquistada; sino en los movimientos de masa. Para enfrentar los intereses del poder real que no son sólo de carácter local, sino transnacional. Si no se cuenta con una fuerza popular organizada no se puede ir a donde se quiere ir porque el tipo de batalla que te va a plantear el poder no es en el marco de la institucionalidad solamente. Si no se construye un instrumento político-social que organice una masa crítica y que sea fuerza popular organizada no va a alcanzar con 678, hace falta un pueblo organizado para defender y profundizar. Ese es el desafío que tenemos. Nosotros creemos que se perdió la disputa y que volvieron a hegemonizar los sectores tradicionalmente de la política y han corrido a los sujetos sociales, culturales y han retomado las prácticas tradicionales.

  ¿Este giro cuando se dio? No te puedo decir un día exacto. Si bien nosotros, seguimos sosteniendo que este es el mejor gobierno de los últimos cuarenta años, que el proyecto nacional popular sigue siendo la política y el proyecto que le da verdadero horizonte a la formación que necesita nuestro pueblo. Seguimos creyendo en este proyecto. Pero hoy no confiamos en casi nadie de los que están en el gobierno nacional.

  ¿Y confían en este nuevo cambio de gabinete? Sigue siendo más de lo mismo. La idea es retomar el espíritu de lo que fue la primera etapa del gobierno de Néstor Kirchner. Volver a un cambio que tenga que ver con la matriz potencial de lo que fue la primera etapa que tuvo procesos más magníficos como el de Mar del Plata del 2005 y las banderas más importantes que hicieron conocido en el mundo al kirchnerismo, de hecho tenía un gran apoyo popular. En aquel momento tenía un parentesco más cercano a los que estaban sentados en las sillas en los actos y no tiene que ver con un culto bajista, obrerista o que nos moleste el saco y la corbata, tiene que ver con la función concreta de la representación del sujeto. Néstor gana de una manera particular. Cuando asume da un discurso que conmueve y a todos esos movimientos nos obliga a repensar la situación -veníamos de las piedras, de las gomas quemadas, del piquete- nos encontramos con un gobierno que empieza a recuperar las banderas nacionales: popular, históricas, que se llama a la autocrítica por el proceso de la dictadura militar, que rescata el rol que los movimientos sociales habían desempeñado en la crisis de los ´90s y que empieza a recuperar esa banderas. Se plantea 180 grados de ese neoliberalismo. Provoca una crisis al interior de esos movimientos entre algunos que consideraba que eran más de lo mismo y otros que considerábamos que había que tomar este gobierno como una nueva manera más desde donde se podía acumular en un plano de recomposición de fuerza en el campo popular en lo institucional. Nos adscribimos al kirchnerismo, y crecimos a raíz de las políticas del gobierno nacional, en cuanto a fortalecimiento de las organizaciones populares. Empezamos a armar emprendimientos, salíamos de las políticas de urgencia de resolver el hambre. Un proceso en donde nos vuelve a meter un debate político-ideológico de esto de entendernos patrones y trabajadores al mismo tiempo. Donde nos dábamos cuenta que no solamente con construir una figura política cooperativa, automáticamente, resolvía la cuestión cultural y de descolonización cultural en la que había que trabajar.

  Anteriormente decías de descolonizar la cultura ¿En referencia a las ideas neoliberales? Estamos en un proceso de oportunidad histórica, en estos 200 años se empieza a comprender el fenómeno de culturalización del coco. La batalla cultural es muy importante, el problema no es Magnetto y Clarín, sino que el poder real se dio cuenta que se tenía que hacer de los medios como parte de la batalla cultural, ideológica, incluyen a los medios pero como un instrumento de parte de su guerra. No me alcanza con poner 678 todos los días, sino cómo yo construyo una matriz diferente, acorde y en correspondencia con un proyecto nacional y popular que sea una alternativa, a aquella que responde el bloque de poder. El tema es entender qué parte de la batalla viene -también como desafío de los movimientos- es la batalla cultural, ideológica. Este es el desafío que hoy los movimientos en un proceso.

  ¿Desde los movimientos populares qué herramientas tienen para descolonizar a la cultura? Nosotros tenemos la radio FM Riachuelo 100.9 y micro-emprendimientos que también tratan de construir una nueva economía. Eso es una batalla cotidiana. No es que la cooperativa automáticamente construye cultura cooperativa o solidaria, creemos que está agotado el capitalismo. Claramente debe basarse en un nuevo paradigma donde no hay explotados ni explotadores. Donde la organización nacional en el territorio es constitutiva de la sociedad que quiero construir, donde el tejido social es parte del entramado de la sociedad que quiero construir.

  Hablamos a nivel nacional pero ¿Cómo se llevan con las políticas de la ciudad? Macri es un claro representante de los sectores dominantes. Es un error hablar que tiene una mala gestión. Tiene una excelente gestión acorde a los intereses que defiende. Absoluta coherencia del proyecto de ciudad que quiere construir como cabeza del modelo de país que intenta construir y como expresión de un derecho local y de una nueva derecha de carácter regional y mundial. No nos sentimos representados en el diseño de la política institucional que llevan adelante quienes tienen el ejercicio de la representación del modelo nacional en lo local. Creemos que han incurrido en errores políticos, en haber avalado determinadas políticas que impulsó Mauricio Macri. Y por eso entendemos que, por una parte, tenemos una fuerte crisis de representación donde seguimos defendiendo al gobierno nacional pero que con algunos representantes que dicen ser la expresión del gobierno nacional no nos sentimos representados. Creemos que la ciudad de Buenos Aires es una ciudad que se puede ganar, no es de derecha pero sí tiene una primer minoría clara de expresión de sector dominante pero que la política que se aplicó en los ´90s modificó al sujeto social que vive en esta ciudad y ya no es la misma clase media, la misma ciudad que habias en los ´70s y ´80s. Hoy una gran parte del cinturón sur es más parecida al primero y segundo cinturón de la provincia. De hecho, hay mitos: se me vienen todos los negros para acá. Pero hay datos estadísticos que demuestran, que hace cuarenta años la ciudad no crece de población. Sí aumenta la asimetría: las villas y parte de la población que vive en condiciones infrahumanas. Creemos que en esta ciudad el proyecto nacional podría ser un proyecto triunfante. Pero hay que democratizar la expresión y construir un instrumento político que de cabida a ese inmenso universo de expresiones sociales y políticas que expresan el kirchnerismo en esta ciudad, cosa que creemos que no sucede.

  ¿Estas inquietudes y propuestas fueron presentadas?

  Es parte de la dificultada que está habiendo. Está claro que hay un movimiento popular que no está encontrando cauce. De todas maneras, es como el agua: cuando algo está trabado el agua encuentra por donde caminar. Pero sabemos que el sujeto vuelve a emerger, como decía Evita Donde hay una necesidad, hay un derecho reivindicamos todo lo que se ha hecho pero creemos que hay que seguir profundizando. La única manera de consolidar es profundizando, para eso hay que defender lo que conquistamos. Y que no se crean que vamos a relegar todo lo que hemos conquistado. Si hay una variante electoral, con la construcción del sujeto que se ha construido, es difícil que ese sujeto se banque dócilmente retroceder en las conquistas de los últimos años.