Opinión

Por Pablo Tonelli, economista.

Historia de dos brechas

Existen dos brechas que deben cerrarse en la Economía Argentina, la primera, es de coyuntura y se refiere a la distancia entre el tipo de cambio oficial y el precio del dólar paralelo o del dólar legal alternativo. La segunda es estructural y se refiere a la brecha de productividad entre nuestra industria y la industria del mundo desarrollado.

Existen dos brechas que deben cerrarse en la Economía Argentina, distancia entre el tipo de cambio y la brecha de productividad entre la industria local y la del mundo desarrollado.

Porqué es importante cerrar esas brechas?

La existencia de una brecha importante entre el dólar oficial y el paralelo “ilegal” o los tipos de cambio “legales” alternativos que surgen de la operatoria “contado con liqui” o “dólar MEP” (resultado de la paridad implícita en la compra venta de títulos públicos nacionales en pesos y dólares) fomentan la subfacturación de exportaciones, la sobrefacturación de importaciones y la facturación de importaciones de servicios no efectivamente realizados. Mecanismos que buscan captar la diferencia del orden fluctuante entre el 30 y el 40 % entre ambos mercados en la actualidad. A su vez desalientan el ingreso de capitales, ya sea baja la forma de crédito comercial o de inversión extranjera directa de los grupos trasnacionales o de financiamiento de la inversión en los grupos locales con excedentes en divisas acumulados.

La devaluación de este año, producida cuando el valor del paralelo amenazaba duplicar el valor del tipo de cambio oficial, operó en el sentido de desalentar el gasto turístico en el exterior y la adquisición de bienes importados, ya sea bajo su importación directa, el consumo en el extranjero con tarjeta de crédito o la compra de artículos suntuarios por Internet. Se agrega a esto, el impuesto interno del 35 % a la adquisición de automóviles de alta gama importados. Estas decisiones operaron sobre la demanda de divisas que afectaba el nivel de Reservas. Esta descompresión de la demanda del dólar oficial  junto con la devaluación,  hicieron bajar la brecha con el dólar alternativo. En el mismo sentido actuó el restablecimiento de la posibilidad de adquirir dólares al tipo de cambio oficial para atesoramiento (más un impuesto del 20 %) a los perceptores de ingresos fijos con capacidad de ahorro con reglas de juego claras, que si bien no reprime la demanda sobre las Reservas, desinfla expectativas.

A su vez, la devaluación y otros mecanismos financieros decididos por el BCRA permitieron el ingreso de divisas retenidas de la anterior campaña y la paulatina  liquidación de cereales de la cosecha gruesa, por caso el maíz. Estos mecanismos son, por un lado, la Letra que el Banco Central coloca entre los exportadores ofreciendo un ajuste ligado a la evolución del dólar oficial más una tasa de interés anual, el alza de la tasa de interés en moneda local y la venta de dólares futuros en el mercado ROFEX de Rosario a una tasa de interés implícita entre el valor presente y futuro de la divisa sensiblemente inferior a la tasa de interés del mercado.

En vísperas de la liquidación del complejo sojero, (el grueso de la producción primaria local) el objetivo es inducir a que un conjunto de elementos hagan posible que el BCRA pueda adquirir un nivel de divisas ampliamente superior al registrado en 2013. Esos elementos son: Un nivel no previsto en el precio de la soja a principios de año, que ha provocado el alza de la cotización de la oleaginosa, producto de una menor cosecha en Brasil, el sostenido nivel (sobre el que existieron dudas) de la demanda de China y los interrogantes surgidos sobre la evolución de la situación de Ucrania. Es decir son buenos los precios internacionales. El segundo elemento proviene del hecho que el Gobierno ha logrado sostener un tipo de cambio oficial (en torno a los ocho pesos) y que las expectativas de una mayor devaluación, de aquí a fin de año, están por debajo de la tasa de interés presente y de la tasa de interés implícita que permite al productor adquirir divisas en el ROFEX, que son vendidas por el BCRA.

Para decirlo con claridad, las ventas futuro del Banco Central no importan un compromiso en dólares, ya que los mercados de futuros liquidan al vencimiento del contrato la diferencia entre la cotización pautada y el precio de mercado en el momento del vencimiento del contrato de futuro en pesos. El BCRA nunca pierde divisas, a lo sumo abona una diferencia de cambio en pesos.

Las autoridades económicas han encontrado un mecanismo de mercado para obtener divisas sin recurrir a restricciones a la actual operatoria privada de comercialización de granos. Su apuesta es que adicionalmente la inflación se desacelere de los niveles de enero y febrero, que asumen el impacto de la devaluación y la brecha entre el tipo de cambio oficial y la alternativa tienda a ir convergiendo paulatinamente. La brecha bajo de casi un 100% en enero a un promedio del 35 % en los primeros días de marzo. La apuesta es que continúe este curso y eso posibilite el ingreso de capitales privados hacia el último trimestre del año. Esta es la estrategia para cerrar la brecha de coyuntura, la brecha cambiaria.

En relación con la brecha productiva, esta no remite al corto plazo sino, como dije, a la situación estructural de nuestra economía. Los procesos de desarrollo como el que encaró la Argentina desde el 2003 encuentran su límite en la restricción externa de divisas.  En última instancia en la capacidad de captar la renta agraria debido a la crónica y acelerada deficiencia del sector de Manufacturas de Origen Industrial reside el límite de la expansión productiva de base industrial. La industria local es débil, produce a valores muy superiores a los estándares internacionales y su productividad es baja, siendo su vinculación con el aparato cognitivo local muy pobre, agravando las posibilidades del proceso innovativo. La resolución de la brecha productiva exige una clara decisión estratégica del Estado, un claro compromiso del mismo en el sector infraestructura básica, la integración de los saberes locales al proceso de incorporación de tecnología, una negociación con los grupos trasnacionales que supere su tendencia a la inversión de baja tecnología y valor agregado en las cadenas de valor internacionalizadas y opere para que las pymes obtengan la escala económica de la que carecen. Como afirma Aldo Ferrer  al referirse a la sustitución de importaciones y sus límites “No alcanza con sustituir el presente, es preciso sustituir el futuro con talento argentino.” Por Pablo Tonelli, economista.