Desde hoy, los supermercados de la Ciudad deberán sustituir las bolsas que habitualmente entregan por otras más grandes y resistentes, que se degradan con mayor facilidad (en dos meses) y tienen un menor impacto ambiental. La idea es reducir a la mitad la cantidad de bolsas que se utilizan y por eso los clientes deberán pagarlas.
De esta manera, los supermercados se ajustarán a la ley 3.147, sancionada en 2009 pero reglamentada por el Gobierno porteño en mayo de este año.
Esta norma fijó los plazos para que dejen de ofrecer las bolsas actuales y entreguen otras con norma IRAM, más amigables con la naturaleza.
Hace cuatro meses, tuvieron que adaptarse al cambio las casas de indumentaria, calzado, las jugueterías, las librerías y las heladerías, entre otros rubros.
Las nuevas bolsas llevan el logo de “Ciudad Verde” y proponen: “Reducí, reutilizá, reciclá”.
Además, llevan una leyenda que dice “Soy más grande y más resistente, ¡llename hasta el tope!”.
Otra particularidad es que llegarán en dos colores para fomentar la separación de residuos según su origen: las negras serán para los restos orgánicos (cáscara de una banana, por ejemplo) y las verdes, para basura reciclable (cartón, latas o vidrio).
También vendrán en dos tamaños. Las más grandes tendrán 55 centímetros de ancho por 60 de alto y, según anunció la Asociación de Supermercados Unidos, costarán $0,25. Mientras, las más pequeñas tendrán 45 centímetros de ancho por 55 de alto y costarán $0,15.
“Las bolsas plásticas son uno de los artículos más utilizados por todos y, a su vez, de los que más contaminan. Las usamos unos pocos minutos, a veces sin necesidad, y tardan más de 200 años en biodegradarse. La idea es que volvamos a usar el changuito o llevar nuestra propia bolsa para dejar de generarlas”, indicó Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio público.