Sociedad

“La legislación argentina en términos de género está muy avanzada”

María Alicia Gutiérrez es Socióloga, recientemente presentó el libro “15M”, basado en el movimiento que surgió en España en el año 2011. En un diálogo con El Mensajero Diario explica las diferencias entre esa crisis y la que sufrimos en el 2001. Entre otras cosas, habla de la importancia de legalizar el aborto.

El libro fue editado por La Parte Maldita. Y contó con la colaboración de los politólogos españoles  Juan Carlos Monedero y Joana García Grenzner.

Por Anabel Acevedo   María Alicia Gutiérrez también es profesora adjunta regular de la materia Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y profesora titular del Seminario sobre Géneros y Sexualidades. Además, da clases de posgrado en la Universidad de Tres de Febrero, la Universidad de San Martín. Dirige UBACYT en el área que se especializa.     ¿Qué te llevó a España para que luego escribieras el libro? Me presenté en una beca Tallman de la UBA y la gané en el 2008. La beca implica la estadía en alguna universidad del mundo y seleccioné el Departamento de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, que era para trabajar en los temas que vengo trabajando pero de manera sumamente autónoma: ir a la biblioteca, dar charlas. La profesora que me invitó es María Jesús Izquierdo de esa universidad. Pero no pude hacer uso de la beca en el año que correspondía, pedí una extensión y fui a principios de 2011, mi beca era por cuatro meses pero me quedé. En ese transcurso se producen los levantamientos en Egipto, y se notaba en Barcelona lo que pasaba por la cercanía. Veía como se notaba la crisis que había empezado en el 2008, en Europa y en España, se notaba la gente como cabizbaja. En marzo empieza a haber un movimiento que se llama los Indignados por la Salud que empiezan a hacer movilizaciones, paros, toma de hospitales, piquetes. El 8 de marzo hay una movida muy importante por el día Internacional de la Mujer, a los indignados por la sanidad se juntan los de educación y comienzan a haber signos de protesta entre marzo y abril frente a la crisis. El 22 de mayo eran las elecciones generales en España. El 15 de Mayo se produce una gran marcha en Madrid y Barcelona, y en muchas otras ciudades. Comienzan las acampadas en la Plaza el Sol de Madrid. Yo estuve ahí por un azar importante: yo vivía en un lugar donde tenes que tomar dos subterráneos y en plaza Catalunya tenía que hacer un cambio de tren para llegar a la universidad, iba desde las 9 a las 17. Ese día estoy volviendo y decido tomar algo por la zona de plaza y fui en dirección contraria, lo cual me obligaba a cruzar toda la plaza. Veo un amontonamiento, gente sentada en el piso, con megáfonos y diciendo “Que se vayan todos” me hizo acordar al 2001. Fue el núcleo del inicio de lo que fue la acampada y participé muchísimo. Los acampantes eran 400, de todas las edades, clases sociales, etnias. Iba todos los días después de mi beca y me quedaba hasta las 23hs que se terminaba con una asamblea  general. Me ligo al grupo feministas indignadas que tenían una radio que se llamaba Radio Contrabanda. En la asamblea general de la noche eran 4 mil personas, donde cada comisión daba informe. Había un área de comunicación, comunicados con el resto de España y el mundo. Las cosas que desarrolló la acampada fue una creatividad increíble. Había cordeles y la gente ponía carteles con broches. El piso estaba lleno de papelitos que la gente escribía y pegaba. Ese aspecto de movilización poético-creativo, me impactó mucho. Cuando vuelvo, vengo con toda esa enorme cantidad de fotos y con una serie de ideas en la cabeza como una reflexión académica. Me conecto con la revista Sinécdoque y les cuento que quiero escribir más allá de mi temática, sino de toda la experiencia. Al tiempo, me dicen que saque el libro para el que convoqué a dos personas españolas que participaron muy activamente uno en Madrid y otro en el acampe de Barcelona que son politólogos; para darle más contundencia al libro. Yo escribo intentando hacer una reflexión, a dos años de aquella experiencia, para pensar un poco qué fue ese movimiento y qué pasa actualmente.

  ¿Hiciste algún paralelismo con lo que  ocurrió acá en el año 2001? Cuando cruzo la plaza y escucho “que se vayan todos”, cuando me acerco, inmediatamente me rememora el 2001, se hace una asamblea y tomo la palabra en un momento dado y digo “que se vayan todos es una expresión de deseo, una metáfora. Más allá de que se vayan y vuelvan todos, que es el caso de la Argentina que espero que no se repita, la experiencia vale por sí misma. Lo importante es que se logren el objetivo de las consignas.” Creo que una de las cuestiones similares es que son reacciones muy potentes a programas de ajustes, y a condiciones de crisis grupales brutales que impacta en la vida cotidiana de la agente: trabajo, salud, educación, derecho; en eso podemos decir que tienen un punto de contacto. En el caso argentino, fue muy fuerte esto “que se vayan todos y no quede ni uno solo” por una crítica muy potente al poder político. Después hubo discusiones por ejemplo en la toma de fábricas, al poder económico. En España era muy clara la crítica a los bancos, la cuestión económica: bancos, burguesía, empresariado. Porque  había un nudo muy claro que estaban chupando toda la plata y que el ajuste era para todo el estado de bienestar  pero no para los bancos. La crítica muy fuerte era al Fondo Monetario, al Banco Europeo y Alemania; a la política de la Unión Europea. Un segundo punto crítico importante era al desayunarse de cómo habían sido los términos de la transición democrática, tuvo que ver con silenciar y acallar todos los crímenes del fascismo, los desaparecidos. Eso en Argentina no aparecía como el dato central. Por supuesto que sí  los límites de la democracia.  Las condiciones de las crisis estaban muy lejos de lo que son las nuestras. Porque partimos de un lugar distinto y no es que la gente no estuviera mal, preocupada o que no hubiera desempleo o recortes. El punto de partida es diferente, había jóvenes con seguro de desempleo y cá no había seguro de desempleo. Yo me acordaba de las asambleas de parque Centenario y veía la acampada en el área de comunicaciones había 50 computadoras. Acá teníamos una casa y cada uno armaba como podía. Allá todavía había gente con trabajo y recursos sociales. Yo siempre cuento la anécdota que la comida era exquisita porque donaban muchos productores de huerta de la zona y los chefs colaboraban yendo a cocinar. Uno puede decir que las cuestiones se pueden asemejar porque son aplicaciones de modelos neoliberales, con políticas muy claras e universales. Pero cómo eso impacta inicialmente, al corto y largo plazo, cambia un poco. Lo que hice fue tratar de sacarme la comparación de encima para vivir ese proceso con sus particularidades.

  Después de la crisis del 2001 ¿cómo ves el país hoy? Mejor en términos de varias dimensiones. En primer lugar a partir de la crisis de 2001 empieza un proceso de crecimiento que tiene que ver con cierta política implementada pero también con ciertas condiciones internacionales. Creo que las condiciones internacionales por más que no guste, tiene mucho que ver, si este país es muy fuerte en estos años quiere decir que hay una capacidad de ingresar recursos muy importantes. Claro que esos recursos pueden ir absolutamente a la corrupción o se puede pensar un intento de proceso de desarrollo. Yo creo que la diferencia grande está en el alineamiento político a nivel internacional a la región. Porque no por nada hay procesos que son muy diferentes pero que tienen algún grado de similitud en posicionamiento en el orden global de América Latina. En segundo lugar, me  parece que en esas condiciones internacionales híper favorables, de expansión y crecimiento, se acompañó con una decisión política que tuvo que ver con la recuperación del trabajo, el intento de regular una política económica, de regular los recursos. Tratando de apaliar el tema del trabajo y del desempleo como para ir recuperando una masa crítica para el consumo. Porque de alguna manera, el proyecto argentino es un proyecto que apunta al desarrollo de cierto nivel de productividad con valor agregado que esto requiere de consumidores. Creo que el otro dato que también hizo mejorar muchísimo las condiciones fue pensar políticas sociales de inclusión. Pero hay algunas políticas que me parece bien que tengan criterios de universalidad y otras son de la crisis. Que son del 2003 que tenía que tener pero que ahora persistan, habla de alguna dificultad de la inserción Desde mi análisis junto dos dimensiones: una de un crecimiento global importante en la región, producto del desarrollo de esa política extractivista, la sojización ahora los hidrocarburos, conjuntamente con un intento de hacer política inclusiva: políticas sociales y amplificación de porcentajes del PBI a gastos que apuntaban más a derechos universales y por otro lado una política de derechos humanos básicos, de revisión de la dictadura, pero también otros derechos como diversidad sexual. Otra pregunta es ¿todos esos derechos que conforman un cuerpo legal que es de avanzadísima en Argentina, qué hay de la implementación de esos programas, de los recursos? Los presupuestos son muy bajos. El acceso que se amplió tiene fallas todavía. Hay leyes buenísimas cuyos programas no tienen presupuesto.

  ¿Cómo es tu trabajo en cuánto al género y la sexualidad?

Trabajo políticas de sexualidad. Como socióloga empecé hace muchos años a trabajar el pensamiento social de la iglesia católica. Después fui dejando la variable de la religión hacia el estudio de la sexualidad,  dentro trabajo muchos derechos sexuales y reproductivos, dentro de ello estoy trabajando algunas discusiones más teóricas sobre la problemática del aborto. Respecto del género ha habido muchos avances. Eso quedó muy claro en la conferencia de CEPAL en Montevideo, la posición de la delegación argentina fue muy potente y muy importante en términos de la legislación que se notaba muy avanzada. Un punto que para mí es clave es el problema del aborto, es clave para la vida de las mujeres, para el derecho, en términos de lo que uno puede pensar una democracia realmente ampliada. También en términos de igualdades sociales, en salud pública porque la mortalidad materna no baja pero sí bajó la infantil. Mientras el aborto sea clandestino no va a bajar la mortalidad de las mujeres. El aborto legal habla de muchas cosas como la autonomía de las mujeres.