El Banco Único de Sangre de Gualeguaychú, recientemente inaugurado, es una iniciativa que propicia -a partir de un espacio físico diferenciado del Hospital Centenario- el acercamiento voluntario de cualquier persona con capacidad de donar sangre. Además, las autoridades del Banco convocaron al Programa “Compromiso Gualeguaychú” a contribuir con la campaña canalizando el esfuerzo a través de acciones puntuales.

El programa trabaja desde hace más de dos años de forma ininterrumpida en temáticas vinculadas a la participación activa de los ciudadanos y en el fomento de los valores para la convivencia. A partir de esta iniciativa, Compromiso Gualeguaychú propuso generar un mural en donde se plasme el espíritu comunitario de la donación de sangre y se concientice a la sociedad alrededor del rol social que tiene dicho comportamiento.

“Lo entendemos claramente como una cadena de favores. La donación de sangre no es solo dar. El acto de donar implica intrínsecamente el acto de recibir. Un ciudadano no pasivo es aquel que se hace responsable, que se sabe parte de una comunidad, con la que tiene un vínculo importante, el cual, debe cuidar”, explicaron las coordinadoras del Programa Compromiso.

El mural lo diseñó el equipo técnico del programa y se pintó conjuntamente con la ayuda de los alumnos de la carrera de Artes Visuales de ISPED (Instituto Superior de Perfeccionamiento y Especialización Docente). El diseño buscó transmitir el mensaje de que la donación es un acto que beneficia tanto a quienes reciben la sangre como al propio donante. “Detrás de una donación a una madre que lo necesita, hay un grupo de personas que uno esta ayudando: sus hijos, sus padres, su pareja, sus amigos. Esto es lo que transmite el mural, el acto de donar no como un hecho meramente individual sino parte de nuestra responsabilidad social” expresaron.

Luis Castillo, Jefe de Hemoterapia del Banco de Sangre, expresó que la donación de sangre es mucho más que un acto terapéutico, es un acto de amor. “Cuando decimos Dar sangre es dar vida, esto es una realidad, no un slogan. La sangre no se fabrica, no se compra ni se vende. La sangre, además de dar vida a quien la posee originalmente, es capaz de dar vida a otras tres personas más que puedan necesitarla. Compartirla también es hacerlo por uno mismo”, sentenció Castillo.