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Populoso reclamo en Córdoba por la muerte de joven bajo balas policiales

Fernando Pellico, de 18 años, falleció el sábado a la madrugada. La policía asegura que fue en el marco de una persecución y un “tiroteo”, aunque no hubo secuestro de armas, no se hallaron vainas en la zona y el móvil policial no tendría impactos. Familiares, amigos y vecinos del adolescente piden justicia y hablan de “cacería” de los chicos de los cortaderos de ladrillos.

Fernando Pellico, de 18 años, falleció el sábado a la madrugada. La policía asegura que fue en el marco de una persecución y un "tiroteo", aunque no hubo secuestro de armas, no se hallaron vainas en la zona y el móvil policial no tendría impactos.

En Córdoba, ya hablan del quinto caso de “gatillo fácil” en lo que va del año a manos de la policía provincial. Y es que la muerte el sábado a la madrugada del adolescente Fernando Pellico, de 18 años, por un balazo en la nuca de un arma policial, otra vez despertó todas las sospechas acerca del accionar represivo de esas fuerzas de seguridad y de una suerte de “cacería” contra los chicos de la zona de los cortaderos de ladrillos, en la capital provincial. El comisario Claudio Vignetta aseveró que lo sucedido fue un “enfrentamiento” que inició en el marco de un control donde los jóvenes no se detuvieron a la orden policial. Para la Jefatura, se trata de una muerte en el marco de una persecución y un “tiroteo”, aunque no hubo secuestro de armas (salvo las 9 mm de la Policía), no se hallaron vainas en la zona y el móvil policial no tendría impacto alguno de disparo, según supo el diario cordobés La Mañana extraoficialmente. El hecho sucedió en en la esquina de avenida La Voz del Interior y bulevar Los Alemanes de la ciudad capital, donde Pellico se desplazaba en una moto junto a su primo, Maximiliano Peralta (21), quien en el mismo episodio fue herido en la pierna. Sonia Bustos, la madre de Peralta, aseveró que los jóvenes “estaban comiendo un asado y fueron al barrio a comprar gaseosa. A la vuelta, estos señores (por los uniformados), con la luz apagada, sin dar la voz de alto, comenzaron a seguir a los chicos. Al bajar, les disparan. El primer impacto le pega a mi hijo en las piernas. Cuando él cae, un segundo balazo le pega a Pellico”. Además, vecinos la zona indicaron que los policías, después de atacar a los jóvenes, pidieron en un taller de la zona “un arma” para supuestamente plantar al cuerpo de alguien al que habían “boleteado” y, de esta manera, simular un enfrentamiento a balazos. “Los chicos no estaban armados. Tenemos testigos de que se los dejó tirados y de que uno de los policías se fue a un taller de la zona, donde había un conocido de él y adonde fue a pedir un arma, porque había boleteado a un pibe. Quería plantar un arma”, aseguró Bustos y agregó: “no nos sentimos protegidos, sino perseguidos por la Policía, que es la que maltrata a los pibes. Esto fue una verdadera cacería, no un tiroteo, como dicen ellos” A la espera de Justicia La fiscal provincial del Distrito 4, Turno 6, Jorgelina Gutiez, imputó ayer Lucas Chávez, el policía que manejaba el móvil policial la noche del hecho, acusado de “homicidio agravado por la tenencia de arma de fuego y lesiones leves agravadas”. El otro agente involucrado, Rubén Leyba, no fue imputado, aunque testimonios recogidos entre vecinos de barrio Los Boulevares lo tildaron de “acechador” y “tirador” de jóvenes de esa populosa zona del noroeste provincial. En tanto, la fiscal ordenó diversas pruebas y pericias para continuar con la investigación. Por su parte, Maximiliano es, paradójicamente, el único que estuvo detenido, por supuesta resistencia a la autoridad. Fue liberado el domingo a la noche, luego de permanecer desde el sábado en excárcel de Encausados. En este marco, familiares, amigos, vecinos y organizaciones cortaron el tránsito y reclamaron justicia. Pasadas las 17, un buen número de manifestantes repudiaron el accionar policial portando carteles que decían “ni un pibe más muerto” y “basta de gatillo fácil”.