Sociedad

El Pozo de Quilmes y de Banfield serán Casas de Memoria

Durante uno de los actos Hebe de Bonafini destacó: “Este debe ser un lugar de vida, porque siempre la vida le gana a la muerte. Hemos triunfado en medio de tanta sangre, le hemos ganado al horror, a los milicos y lo hicimos entre todos”.

Hebe de Bonafini, durante el acto que hicieron para recordar "La Noche de los Lápices".

La agrupación H.I.J.O.S. organizó para esta jornada dos marchas hacia el Pozo de Quilmes y el Pozo de Banfield, con el objetivo de que ambos ex centros clandestinos de detención se transformen en una Casa de Memoria y Dignidad. Durante todo el trayecto de la marcha se colocaron siluetas con los nombres de los torturados y desaparecidos en estos lugares. De los actos participaron las Madres de Plaza de Mayo y víctimas de este centro clandestino de detención.Al respecto, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, aseguró: “Este es un lugar siniestro, y cuando los chicos estaban ahí algunos sabían que no iban a volver pero otros tenían esperanza. Los que no se imaginaban que iba a pasar eran los milicos, que tenían mucha soberbia y pensaron que iban a poder con nuestros hijos y con nosotros, pero no pudieron. Hoy lo están pagando con el repudio y el asco de toda la sociedad y el repudio de su propia familia, los vamos a repudiar como a muchos civiles como esta prensa maldita que crea enfrentamientos, todos los van a tener que pagar”.“Este debe ser un lugar de vida, porque siempre la vida le gana a la muerte, hagamos un lugar donde la gente entre y salga”, subrayó Hebe y añadió: “El sueño de la revolución ardía en las venas de nuestros hijos y mientras haya un solo pibe que levante la bandera de la justicia seguimos haciendo la patria que soñaron nuestro hijos. Hemos triunfado en medio de tanta sangre, le hemos ganado al horror, a los milicos y lo hicimos entre todos”.Luego del discurso comentó: “Me costó muchísimo hablar porque mi hijo menor estuvo aquí, y enfrentarlo fue muy fuerte para mí. Para nosotros todos los días son de lucha, porque todos los días hacemos algo, tenemos radio, televisión, gente que nos visita, y todos los días son para ellos”, y destacó que “la calle es el lugar del pueblo, por esos nosotras solucionamos los problemas en la calle más que en los tribunales”.También indicó que apuesta a este gobierno y al proyecto nacional y popular “para mejorar lo que falta y apoyar lo que está hecho”.Finalmente adelantó: “La semana que viene hacemos un juicio ético y político a los jueces, porque no fueron sólo los militares los culpables, los jueces tuvieron muchos que ver también.”

En tanto, el intendente de Quilmes, Francisco Gutiérrez, contó su experiencia personal durante ese período (el jefe comunal estuvo detenido en el año ‘75 en el Pozo de Quilmes) y manifestó: “Hoy recordamos la Noche de los Lápices junto a la agrupación H.I.J.O.S., al igual que como se hizo frente al Pozo de Banfield porque hay una propuesta de transformarlos en un centro para la memoria y lo compartimos y apoyamos para que podamos tener un lugar donde siempre podamos recordar a nuestros compañeros. Un lugar activo de vida, cultura y creación y para repudiar lo que fue el Golpe Militar con los secuestros, asesinatos y desapariciones”.“Fue una época muy dura pero está en el corazón de pueblo no como una forma de revancha, sino con mucho esfuerzo para reclamar la verdad, la justicia, la condena y la cárcel para los culpables”, sostuvo Gutiérrez y expresó su deseo de que el lugar “simbolice todo lo que pasó en Quilmes, acá dieron a luz muchas mujeres y secuestraron niños recién nacidos y hace poco se identificaron cadáveres de personas que fueron fusiladas por la espalda”. Asimismo contó su experiencia “Peti” González, una de las detenidas en el Pozo de Quilmes. Por su parte la agrupación H.I.J.O.S., en el marco del aniversario de La Noche de los Lápices, manifestó su apoyo a la lucha de los estudiantes porteños, reclamó la aparición con vida de Jorge Julio López y exigió cárcel común para el médico militar Jorge Antonio Bergés.Del acto en el Pozo de Banfield formó parte la secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho; el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; además de funcionarios provinciales y locales. También participaron representantes de Madres de Plaza de Mayo y la agrupación H.I.J.O.S. También el cantautor Víctor Heredia cantó para los cientos de personas que se acercaron al histórico acto.Sin embargo, no se definió la fecha en que se concretará la iniciativa ya que el predio es utilizado como prueba en una causa por delitos de lesa humanidad, motivo por el que no puede ser refaccionado.En tanto, Sara Derotier de Cobacho, detalló que “hoy el edificio está vacío y se usa como prueba para los procesos judiciales contra los represores de la dictadura”, explicó, aunque aclaró que la decisión sobre su destino está tomada y que pesa sobre él una “medida probatoria que dice que hasta que no termine el juicio, seguirá bajo la Secretaría, la supervisión de Scioli y el juez que entiende en la causa, Arnaldo Corazza”.  “Con la creación de estos Centros de Memoria buscamos justicia y, por sobre todo, crear consciencia colectiva, recordar lo que pasó en el Pozo” y  evitar la indiferencia que “algunos” demuestran. “Yo estuve en un centro clandestino y sé lo que padeció la gente que estuvo detenida”. “Queremos que esto no vuelva a suceder”, aseguró.Del acto participaron Madres de Plaza de Mayo y la agrupación Hijos. Además, se proyectará un video institucional realizado por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, en el cual se pueden apreciar testimonios de Osvaldo Papaleo, uno de los protagonistas en el conflicto por la apropiación de Papel Prensa por parte de La Nación, Clarín y La Razón.Como contracara, organismos de Derechos Humanos nucleados en la «Multisectorial Chau Pozo» denuncian que el gobierno de la provincia de Buenos Aires «intenta montar una provocación» al querer reabrir este ex centro clandestino de detención. El Pozo no es «ni un baúl de los recuerdos, ni lavada de cara del gobierno, si con lucha lo cerramos, que quede en manos de los que luchan» es la respuesta que da la multisectorial, que anuncia una movilización al lugar este viernes a las 17.

Pozo de Banfield – La historia del horror

Este centro de clandestino de detención funcionó durante la última dictadura militar y fue uno de los más importantes de Buenos Aires. El edificio se encuentra ubicado en la esquina de las calles Siciliano y Vernet, y pertenecía a la Brigada de Investigaciones de Banfield que dependió del Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 3 del Ejército Argentino. Una de las características distintivas del Pozo de Banfield fue el gran número de embarazadas vistas allí, como así también la cantidad de partos que se produjeron en ese lugar. Embarazadas detenidas en otros establecimientos policiales o militares, eran trasladadas a ese centro clandestino de detención cuando se encontraban a punto de dar a luz.Las condiciones de detención y el trato hacía ellas no difería en gran medida de las del resto de los detenidos desaparecidos, eran sometidas a golpes, torturas físicas y psicológicas. Durante el período de gestación eran controladas por sus propios compañeros de detención y por el médico policial Jorge Antonio Bergés, quien como único médico policial dependiente de la Dirección General de Investigaciones circulaba por los diversos Centros Clandestinos ocupándose de la atención médica de los detenidos salvajemente heridos en las torturas y en los operativos de secuestro, como de las revisaciones periódicas de las mujeres embarazadas y la asistencia de sus partos.Cuando el alumbramiento era inminente, las embarazadas eran conducidas a una sala ubicada en el primer piso que funcionaba como enfermería. Allí, esposadas a una camilla y sin las más mínimas condiciones de asepsia, las mujeres daban a luz entre los insultos de Bergés y el personal de guardia. Inmediatamente después del nacimiento, las parturientas eran obligadas a limpiar la enfermería. Instantes después les arrancaban los hijos de sus brazos con diferentes mentiras y ellas regresaban a la celda sin ellos. En ocasiones, y como parte de la práctica perversa que llevaban a cabo, algunas madres se les hacían llenar papeles o planillas con sus datos personales y de su familia, o firmar supuestos permisos para bautizar a sus hijos.  Este centro clandestino de detención también era utilizado como «hospital» para la atención de los heridos provenientes de otros centros. Era también Bergés el encargado de la atención médica de los mismos.