Opinión

Por Martín Aja

Recuperar el equilibrio

Estamos asistiendo a un hecho trascendental para la Nación, la reforma de un código que dispone a través de las sentencias judiciales del patrimonio y la libertad de cada uno de nosotros, de nuestras vidas.

La justicia es una tela de arañas que atrapa al pequeño bicho y que el grande destroza. Esto ha ido ocurriendo desde que el código está en vigencia.

El lector me dirá que pasan cosas “más importantes”, el lunes fue el 38 aniversario de un golpe sangriento que prescindió del estado de derecho, hizo su ley de los más fuertes el instrumento de represión que sepultó  una lucha popular por torcer el rumbo de una historia infame. Nuestro código penal, con sus anteproyectos y discusiones logró promulgarse recién en 1921, “sufrió” más de 900 reformas y según Arslanian, quien junto al presidente de la comisión el prestigioso juez Zaffaroni,  Maria Barbagelata, Gil Lavedra, y Federico Pinedo, nieto del juez de la corte de 1930 que dio legalidad al primer golpe de estado,  “todas las reformas que sufrió el Código se hicieron bajo el imperio de circunstancias excepcionales” y agregó que “tienen los rasgos típicos de las leyes de emergencia promulgadas ante una ola de secuestros o robos de automotor”. Así mismo Zaffaroni muy gráfico expresó, «Hoy hay disposiciones penales y todo lo mediático ha ido manejando la agenda y lo cierto es que hoy estamos juzgando con una colección de telegramas viejos», resolvió el magistrado. Mientras tanto el diputado Massa hace campaña política con una doctrina jurídica para la tribuna atemorizada por la realidad y los medios, que venden sangre y morbo, el yerno de Galmarini poco sabe de derecho, pero conoce la política y ya está recorriendo Norteamérica afianzando su pacto con las empresas…en este punto usted se preguntará ¿No fue a tener entrevistas con los funcionarios del gobierno yankee? Pues sí, y además con los que manejan los hilos de títeres como él, las corporaciones. Y uno de los puntos, quizá el que será más controvertido y ocultado por los medios hegemónicos es que una persona jurídica, una empresa, podrá ser juzgada mas allá de sus gerentes, o directorios. La justicia es una tela de arañas que atrapa al pequeño bicho y que el grande destroza. Esto ha ido ocurriendo desde que el código está en vigencia. La obra del “Ingenieur” Blumberg, terminó beneficiando a los que él mismo quería encerrar de por vida. “La experiencia nos muestra que esos delitos no disminuyeron por el cambio de penas. A veces incluso crecieron en frecuencia», aseguró el ex ministro de justicia. Zaffaroni afirmó  «Nosotros queremos salir del régimen de emergencia que cambió todas las reformas sucesivas y desfiguró el Código Penal, desvirtuó la coherencia interna y le quitó racionalidad. No puede ser que castiguemos con una pena superior al robo que al homicidio», ejemplificó.  «Nadie sabe cuál es la pena máxima de prisión, entonces se rompe el principio de legalidad fundamental» y sentenció que «el control es indispensable». Está en juego seguir transformando y los conservadores, siempre creyeron que hacer fraude es patriótico. Le mienten al pueblo como ayer y seguro como lo harán mañana, pero entre tanto la comisión plural y capacitada, sigue trabajando. Por Martín Aja