Cultura

En Primera Persona

“Tenemos que descolonizar la cultura”

Stella Calloni, es escritora y periodista especializada en internacionales, escribió e investigó sobre el Plan Cóndor y es una ferviente defensora de los Derechos Humanos. Aquí en un mano a mano imperdible con El Mensajero Diario.

Stella, junto a Fidel Castro.

Por Anabel Acevedo   En una entrevista íntima, Calloni habla de su infancia en La Paz, Entre Ríos en un pueblo que fundó su abuelo: Pueblo Leguizamón , de la necesidad de descolonizar a la región, de la oposición, de la fuerte convicción que desde pequeña tuvo por un mundo más justo. También cuestiona el mal uso del lenguaje, habla de la ley de medios, del poder hegemónico y de la contrainsurgencia. Explica la importancia de la integración latinoamericana.

  ¿Cómo ve la situación actual del país? Estamos en situaciones complejas pero muy importantes.  Lo grave es que no tengamos una oposición seria, independiente a los poderes extranjeros del poder hegemónico del mundo, de Estados Unidos, que es el que tiene esta relación con nosotros. Somos dependientes todavía, no hemos podido romper totalmente los lazos de la independencia. Con esta oposición dependiente, ya no se está luchando por hacer oposición ideológica o política a un gobierno, sino que asume todos los recursos de la contrainsurgencia del poder hegemónico: que es hacer trampas, desinformar, mentir, falsificar. Es muy fuerte lo que viene y lo que hay y esto ha sido la más grave situación que ha producido los remanentes de los años ´90s. Es decir, una oposición que en vez de sentarse a discutir políticas y propuestas se dedica a destruir a los gobiernos golpeando en todos los aspectos, por eso es una nueva derecha. Llegamos al 2001, en la caída prácticamente del país, en un abismo, y nadie pude negar que el país ha cambiado muchísimo, desde el 2000 hasta ahora. Ese pasado empezó a reindustrializarse lentamente, a tomar posesión de ciertos recursos naturales que nosotros teníamos, de empresas que fueron privatizadas regaladas, una privatización vergonzosa. En ese cuadro de situaciones tenemos un gobierno que en política exterior defiende la integración -que es muy importante- porque esa integración es salvadora y sanadora de nuestra situación latinoamericana.

  ¿A nivel de derechos humanos cómo considera que se encuentra el país? Es el país que registra más avances en la región y yo te diría en el mundo. El avance que se hizo acá, no se ha visto en otros países. Es un avance sustantivo para poder terminar con la impunidad pero el problema es que estás luchando con las viejas estructuras que están ahí y que no se pueden modificar. Para cambiar de raíz se necesita tomar el poder definitivamente, estos gobiernos gobiernan pero hay un poder económico que todavía sigue marcando la línea política del país o intentando hacerlo. Un poder económico muy destructivo porque precisamente, es un poder como la derecha, también dependiente del poder hegemónico, del mundo financiero. Después están las estructuras militares, las estructuras policiales, las estructuras de la policía. Todo eso conforma un aparato bastante complejo. Entonces es muy difícil gobernar en estas circunstancias y tomar decisiones en derechos humanos como las que se han tomado acá, son muy meritorias, merecen un respeto. Aunque no te puede gustar el gobierno, se merece el respeto de haber marcado una política de derechos humanos que influye en que toda la región.

  ¿Por poder hegemónico económico se refiere solo a Estados Unidos? No. Pero el poder hegemónico que marcó la vida de América Latina, que sostuvo las dictaduras pasada, que introdujo el neoliberalismo acá es Estados Unidos. Uno tiene que romper los lazos de la dependencia y la única forma es la unidad en América. Porque este es un continente con recursos naturales extraordinarios, con recursos medioambientales, recursos humanos; es decir, es un continente que tiene enormes riquezas y como tal significaría un bloque poderoso para enfrentar cualquier cosa. Pero tiene que sanearse todo porque desde el año ´48, cuando se puso en marcha la OEA, y luego vino el Comando Sur, el Pentágono creó la Junta Interamericana de Defensa y todo quedó bajó un control. La región quedó bajo control, asegurándose el control económico local, el poder político local, las fuerzas militares y las fuerzas policiales, más la justicia, estábamos muy mal. Y con la justicia nos estamos dando cuenta ahora, cuando en democracia, a veces los jueces no responden a los proyectos democráticos. Por eso digo que son estructuras de poder que están marcadas y solo se pueden deshacer con unidad. Es cuando dicen que dejen de pagar la deuda ningún país solo puede dejar de pagar la deuda sin que lo hundan o lo acaben.

  En la actualidad ¿Hay operativos que tienen como objetivo generar pánico? Si, esto es lo que yo decía de contrainsurgencia, esta derecha sirve a los esquemas contrainsurgentes del poder hegemónico. Es decir, lleva adelante la guerra psicológica que es una realidad. Es esta que nos tiran sobre nosotros, permanente, desinformación, entretenimientos (que son peligrosísimos) como control de la población, como control psicológico. Vas amoldando a una población para acostumbrarse a temas como la violencia, el miedo, la individualidad.

  ¿En Latinoamérica hay una unión para combatir esto? Mis principales ideas de lucha en este momento, como periodista y escritora es la descolonización de la cultura, si nosotros no descolonizamos la cultura vamos a tener muchos problemas. Porque a nivel masivo, ellos han colonizado nuestras culturas y están en un proceso de recolonización general y por lo tanto, se empieza por lo cultural.

  ¿Qué importancia tiene la ley de medios en esto? Es importantísimo lo que se ha logrado con la ley de medios. Primero porque es reducir las posiciones monopólicas, que no deben existir, y menos en algo como es la comunicación. Que verdaderamente puede accionar como un arma de guerra o un arma de paz o de democratización. Está en nosotros hacer que sea posible lo uno o lo otro. Ahora tenemos que ver que realmente se vaya haciendo lo más justa posible porque se le van a imponer muchos obstáculos. El hecho de expandir la información, de dejarla en manos más populares, al poder le molesta mucho. Al poder que siempre ha tapado las voces del pueblo, las genuinas voces populares.

  Este proceso de descolonización que usted nombró ¿Cómo se hace para frenarlo desde las bases? Primero recuperar la identidad, la verdadera historia nacional, latinoamericana, recuperarnos a nosotros como país de un continente que es este: una patria grande. Aprender de lo que sucedió con otros países, saber contra quién estás luchando en realidad, contra qué fuerzas, conocerlas, no se puede pelear si no se sabe contra qué estás peleando: estás peleando con fantasmas o estás peleando contra un poder hegemónico que quiere regresar a la región para controlar los recursos naturales, confesadamente (lo han dicho, no son inventos), entonces yo creo que esa descolonización es muy importante. Es un trabajo de paciencia, de recuperación de identidad cultural, de recuperación de la historia, de re-apoderarnos de la palabra. Considerando que el lenguaje es una construcción social, el lenguaje de los argentinos en este momento, el que se ve en la televisión en la radio es realmente vergonzoso. Es de un retroceso cultural pocas veces visto. Creo como el negro Fontanarrosa  Las palabras no son malas en sí pero las palabras que se han usado constantemente para agredir o golpear a una persona, las palabras innecesarias -hay un montón de cosas que se pueden decir de diferentes maneras-.  En la publicidad, hoy tenemos publicidad misógina, machista, brutal que hace que la mujer vuelva a ser un objeto sexual cuando habíamos superado todo eso. Entonces las mujeres aplaudiéndose a sí mismas siendo objetos sexuales, es muy dramático. Tenemos que volver a crear una nueva dimensión de todo. ¿Esto no tiene que ver con la hegemonía de los medios?  Claro pero también tiene que ver una decisión estatal, una decisión de los ministerios de cultura, de volver a recuperar los espacios culturales que se necesitan en el país, de volver a recuperar un lenguaje de comunicación masivo que se ha perdido, que se creen que es popular decir groserías. Se le está hablando a esta sociedad como si fueran unos imbéciles, se les miente. Han acostumbrado a una mentira que no se sostiene. Si hay una sociedad consciente, no les podés mentir de cualquier manera, necesitan una sociedad desconcientizada absolutamente para poderle mentir y arrastrarla a lo que sea. Porque una sociedad cualquiera te dice no puede  ser verdad. Por ejemplo, los bolsos dónde llevan dineros, que se instala en la mentalidad de la gente, que cualquier sociedad consciente sabe que no hay necesidad de trasladar un peso sin que lo vean siquiera. Es pavorosa que la sociedad crea cualquier cosa. Te acostumbran a la mentira, y después cuando esa mentira se descubre no se transmite a la población.

  ¿Qué opina de las actas que se encontraron sobre la última dictadura militar en el edificio Cóndor? Son actas en donde muestran la persecución a figuras importantes del arte, escritores, periodistas. Es una lista que va del 1 al 4 pero había otra lista del 5 al 10, tenemos muchas listas más que quién sabe dónde estarán. Cualquier cosa que aparece te muestra lo que has denunciado. Cuando decían que los desaparecidos no estaban, en la aparición de las tumbas colectivas encontraron personas. Cuando decían que era una locura decir que robaban los niños: ya son más de 110 niños recuperados. Cualquier archivo de estos que aparecen, en primer término, es un testimonio de lo que tanto han denunciado. Es una realidad.

  ¿Cree que se encontrarán muchos más documentos todavía? Yo creo que sí, no sé si muchos más. En este caso lo importante es que fue la voluntad política de un jefe militar que encontró estas cosas y las entregó. Si otros militares tuvieran esa voluntad política, también le harían bien al ejército para que se deslinden los papeles que cada uno cumplió; sino parece que hoy en día es el mimo ejército que fue y así no se termina de cerrar el círculo, ni se puede hacer un ejército más cercano a la población.

  ¿Cuánto tiempo le llevó su investigación por el Plan Cóndor? Muchos años porque yo fui juntando material, a partir de lo que pasó en Estados Unidos desde los años ´79, ´80 hasta el descubrimiento de los archivos en 1992 y después seguimos investigando. Ahora la investigación sigue, fuimos encontrando muchas cosas, muy importantes. Siempre es complejo investigar el Cóndor porque comprende muchos países.

  ¿Estos juicios de lesa humanidad que hay  en el país qué opinión le amerita? No hay ningún país donde haya tanta cantidad de juicios en el interior del país. Es el único país en donde se está juzgando al mismo tiempo a unas 500 personas. Es la única vez en que una dictadura, finalmente, ha sido juzgada.

  ¿Cómo se volcó a los Derechos humanos?Surge de la búsqueda de justicia que he tenido desde pequeña. Ver cómo perseguían a los muchachos de la fusiladora –La Revolución Libertadora- los veía a ellos y me daba cuenta lo que sufrían.  Lo que más trabajo en derechos humanos es la Operación Cóndor. Después entré al Consejo de la Paz y hacíamos las distintas denuncias. Haciendo lo que teníamos que hacer, en el camino, nos fuimos metiendo en derechos humanos.

 

   Perfil de Stella

  Stella comenzó a leer desde pequeña, a los cuatro años. Como le impactó mucho la esclavitud, leía cualquier cosa de África que encontrara: “La lectura de todo no es mala, lo que es mala es la selección que vos hagas” dice. Recuerda que tuvo una infancia muy feliz, y que nacer en Leguizamón fue lo mejor que le pudo haber pasado.  Siempre fue muy atenta de todo lo que le pasaba alrededor: “Tenía una especie de intuición, de sensación de que nosotros no éramos el centro del mundo, que éramos una parte de él. Mi papá vivía con otros italianos y siempre querían saber cosas de la guerra, viví en un mundo donde se hablaba de muchas cosas.”

  Más tarde, se fue a vivir a Paraná para hacer sus estudios primarios, en dónde iba a misa con sus tías: “A misa llegaban las niñas del asilo con guardapolvos grises y rapadas. Yo iba abrigada, miraba a esas niñas y me enfermaba porque tenía noción de la injusticia que es algo que no puedo soportar. Y me marcó mucho que Evita hiciera un hogar para niños y se acabaron los asilos. Así me di cuenta que se podían  hacer cosas, que no era que no se podía hacer nada”.