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Córdoba

Crece el misterio a nueve días de la desaparición de Mariela Bortot

Una ojota fucsia, que Mariela llevaba puesta cuando salió a caminar por Inriville, es hasta ahora el único elemento que los investigadores encontraron cuando realizaban los rastrillajes para dar con su paradero, pero piensan que puede haber sido plantada.

Nueve días pasaron desde la última vez que se vio con vida a Mariela Bortot, la mujer de 40 años que desapareció cuando salió a caminar por los alrededores de Inriville, el pueblo cordobés donde vivía. “Es un caso sumamente complejo”, admitió a Infojus Noticias una fuente vinculada a la causa. Toma fuerza la hipótesis de que detrás de su desaparición puede haber un hombre despechado. “Se ha llegado a las esferas más íntimas en pos de encontrarla”. La presión del pueblo y la personalidad de Mariela son dos ejes claves de la investigación judicial.

Una ojota fucsia, que Mariela llevaba puesta cuando salió a caminar, es hasta ahora el único elemento que los investigadores encontraron cuando realizaban los rastrillajes para dar con su paradero. Estaba enganchada en la rama de un árbol cercana a la orilla del río Carcarañá. “Lo más llamativo es que no habría estado ahí cuando se realizó el primer rastrillaje en la zona, por lo que no se descarta que pueda haber sido “plantada” para desviar el curso de la investigación. Para que se crea que fue arrojada al río cuando en realidad no lo fue”, dijo la misma fuente.

Mariela es muy querida en Inriville, el pueblo de 4 mil habitantes en el que se crió junto a sus padres y sus dos hermanos. Su trabajo en el bar de la estación de servicio del pueblo  y su personalidad extrovertida la convirtieron en una persona muy popular. “La conocían todos allí. Era bonita, agradable y simpática, por eso se trabaja sobre la posibilidad de que alguien que ella haya rechazado esté vinculado al caso. Una persona despechada podría haberla raptado”.

También se investigaron  a todos los hombres que podrían tener un vínculo cercano con ella. Entre ellos está un hombre de Leones, una localidad cercana a Inriville. “Es un vendedor de maní a quien se le secuestró el auto para peritar. Es un hombre tranquilo, sin antecedentes, divorciado y que vive con sus padres. El sábado en que Mariela desapareció intercambiaron varios SMS pero todos muy buena onda. Nada que hiciera sospechar algo malo”.

Algo similar sucedió con una persona que realizaba trabajos en la casa de Mariela. “Se registró su camioneta, pero no se encontró nada, se habló de que se encontró un cabello rubio compatible con el de Mariela pero nada que ver”.

La madrugada del último sábado también se hizo un allanamiento en la casa de un hombre de Inriville que tampoco arrojó resultados positivos.

“Hay que estar alertas porque en la lógica de un pueblo chico puede parecer que hay muchos sospechosos pero en realidad no hay nada”.

Rastrillajes, pruebas y peritajes

El río Carcarañá fue revisado por buzos tácticos de la policía de la provincia de Córdoba y también los remansos en los que se acumulan ramas. “Se aprovechó que había un bajo caudal de agua para rastrillarlo todo, pero sin suerte. Además se supone que cada una cierta cantidad de días, el río escupe los cuerpos por el agua fría y eso no sucedió”.

Hasta el momento, para la Justicia, la figura de Mariela es la de “desaparecida” por lo que se puede “estar o no ante la presencia de un delito”, aunque los investigadores tienen prácticamente descartada la posibilidad de que Mariela se haya ido por su propia voluntad o se haya suicidado. “Su familia dio mil y un ejemplos acerca de por qué no creen que esas hipótesis sean viables.

Fueron precisamente las hijas de Mariela, Jésica y Brenda Fontana, quienes denunciaron su desaparición el domingo al mediodía. Ante la policía local explicaron que su madre había salido el día anterior –sábado 25- a caminar por los alrededores del pueblo, como habitualmente hacía y no había regresado. Contaron que al momento de salir, alrededor de las 18:30, la mujer les dijo que la esperaran que al regresar iba a necesitar que la peinaran. A comienzos del mes pasado había sido operada de una lesión en el brazo y usaba una cabretilla que le impedía moverse con libertad. Nunca volvió. Cuando la empezaron a llamar, el teléfono primero sonó y luego fue apagado.

Mariela estaba separada del padre de sus hijas, Iván Fontana, con quien mantenía una excelente relación. “El círculo familiar está absolutamente descartado. Están devastados por la desaparición y han ayudado todo lo que pudieron a los investigadores”.

 “La investigación no va a ceder, puede que baje la intensidad porque mucha de la gente que participó desde el primer momento pertenecía a otras localidades o provincias y tienen que volver a sus lugares, pero se continúa trabajando para dar con ella”, concluyó la fuente.