Ese hecho le generó problemas ya que en ese momento se desempeñaba como director ejecutivo de la Agencia Gubernamental de Control y la defensora adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Graciela Muñiz, pidió su renuncia.
En ese contexto debió dar explicaciones a Mauricio Macri; el jefe de Gobierno aceptó los argumentos de Ibáñez, quien adujo que había actuado «en defensa propia».
Siete meses después de ese episodio violento, el funcionario porteño recibió la noticia que lo puso en los medios dentro de un ámbito totalmente distinto: será el encargado de manejar los recursos humanos, financieros y económicos del Colón.