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Santiago del Estero y el básquet nacional pierden a un grande

Santiago del Estero A los 69 años, Benjamín Adolfo Arce, una de las máximas glorias del básquet y del deporte santiagueño, falleció en un sanatorio privado de esta ciudad a raíz de las heridas sufridas en su querida cancha de Veteranos.

Benjamín Adolfo Arce en acción.

Luego de permanecer por tres días en coma a causa de las severas heridas a nivel cerebral tras una caída mientras disputaba un partido entre veteranos el pasado sábado a las 20.15, su corazón dejó de latir y su partida causó gran conmoción en el mundo del básquet.

Arce, tras descargar el balón durante un partido jugado en la recientemente inaugurada Cancha de Veteranos se desplomó de espaldas al aro con tanta mala suerte que impactó de lleno su cabeza contra la pared.Trasladado rápidamente a Terapia Intensiva batallo por su vida como si estuviera jugando su gran partido  de clasificación, por la noche su corazón dijo basta.Benjamín Adolfo Arce es leyenda, nació en la capital santiagueña el 13 de abril de 1941. Junto con los muchachos del barrio -a dos cuadras del centro y de la plaza principal- a los 13 años empezó a jugar en Juventud, un club que solamente tenía básquetbol. El mismo del «Amo» Tulli. Allí estuvo desde 1954 a 1959 y retornó cuando volvió a Santiago en 1972. Fiel a la religión santiagueña, entre 1959 y 1978 jugó por su provincia 17 veces el Campeonato Argentino. Fue campeón en Posadas 1962 y Santiago del Estero 1968. Su registro de presencias es récord a nivel local y lo comparte con Gustavo Adolfo Chazarreta, que había debutado un año antes.

Chiche Gornatti, analista y entrenador, también fue su compañero en Atlanta. Juntos ganaron el único título en Primera División del club en 1971: la televisada Copa Santiago N. Barclay. Vencieron 86-82 en la final a River Plate en el Luna Park el sábado 28 de agosto.

Decía de él Chiche Gornati «Junto a él aprendí lo que es un jugador todo terreno con muchos puntos en las manos. Si bien no tenía un gran dribbling, subía la pelota como un base y poseía un cambio de dirección de frente que te dejaba parado. Pero todo esto para terminar en el aro con penetración o con un lanzamiento con alto porcentaje de eficacia. En la actualidad podría jugar de escolta. Su marca registrada era el juego en el poste bajo con un giro de 180 grados hacia su mano derecha, que casualmente siempre terminaba en anotación sin tablero. Le tiraba a jugadores más altos que él, metía 50 puntos por partido como si nada… No vi otro jugador que convirtiera puntos con tanta facilidad y con alto porcentaje de efectividad. Veía poco y a veces no distinguía el tanteador. Pero eso no le impidió ser un gran anotador en cualquier cancha del mundo y recibirse de contador público nacional en la Universidad de Buenos Aires. Síntesis. Como jugador, brillante, indefendible. Como persona, excepcional por donde se lo quiera mirar». En pocas palabras “Se fue un grande, Santiago no lo olvidará”Debutó en una competencia amistosa que se realizó en febrero de 1966 en la ciudad cordobesa de Cosquín, en el torneo Confraternidad Americana, donde también apareció Finito Gehrmann. El primer partido lo jugó el sábado 12 de febrero frente a Paraguay (61-54). Estuvo en la formación inicial y convirtió 4 puntos. Argentina fue segunda de un equipo de Estados Unidos de América con 4 triunfos y 2 derrotas. La cancha se armó en la plaza «Próspero Molina», la misma del Festival de folklore. Esta es su trayectoria en las tres competencias oficiales que intervino: * Campeonato Sudamericano en Mendoza 1966, llevado por Alberto López: campeón (6 victorias y 1 derrota). Fue el equipo que pasó a la posteridad con el apodo de «Los Cóndores». «Fuimos muy superior a los demás. Ricardo Alix y Dante Masolini, los mejores. Yo también anduve bien. Estoy plenamente conforme de la manera como se trabajó», dijo en «El Gráfico». * Juegos Panamericanos en Winnipeg 1967, convocado por Casimiro González Trilla: sexto (3-6). Esa vez don Casimiro buscó la mayor altura posible y el plantel promedió 1,94 m. * Campeonato Sudamericano en Montevideo 1969, con el mismo técnico: tercero (4-2). Se ganó la clasificación para el Mundial de Ljubljana del año siguiente, donde finalmente no se participó. Sus equipos en tales participaciones jugaron 22 partidos en total, con 13 triunfos y 9 derrotas. Todavía hoy su defensor de turno debe estar rompiéndose la cabeza: ¡¿cómo diablos marcar al Benja?!