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Sobrevivientes reclamaron por la ausencia de la prensa en el juicio a represores

El proceso oral y público busca condenar a represores del centro clandestino de detención que funcionó en el Servicio de Informaciones de la ex Jefatura de la Policía rosarina. Tras una nueva audiencia, sobrevivientes reclamaron por la falta de acompañamiento periodístico. También, pidieron la unificación de las causas y que los familiares de desaparecidos brinden muestras de ADN.

El sexto juicio a represores de la dictadura en Rosario, en el marco de la causa Feced II, estuvo esta semana marcado llamado de atención de los sobrevivientes a los medios por la falta de cobertura periodística.

El sexto juicio a represores de la dictadura en Rosario, en el marco de la causa Feced II, estuvo esta semana marcado llamado de atención de los sobrevivientes a los medios por la falta de cobertura periodística.

Se trata de un proceso oral y público llevado adelante por el Tribunal Oral Federal N° 2 de esa ciudad por el que se investigan graves crímenes de lesa humanidad cometidos contra 43 detenidos políticos, entre los que se incluyen los delitos de privación ilegal de la libertad, aplicación de torturas, violaciones y los homicidios de de Conrado Galdame y los ciudadanos peruanos Rory Chuang Céspedes y María Antonieta Chuang Céspedes.

Los represores imputados son Eduardo Dugour, Ernesto Vallejo, Pedro Travagliente, Ovidio Marcelo Olazagoitía, Julio Héctor Fermoselle, Ramón Telmo Alcides Ibarra, Carlos Ulpiano Altamirano (único Imputado De Homicidio En Este Expediente), Lucio César Nast y Ricardo José Torres. Por otra parte José Rubén Lo Fiego sigue el proceso desde Marcos Paz, donde purga una pena de prisión perpetua.

Este jueves y viernes, continuaron con las declaraciones de ocho testigos sobrevivientes del centro clandestino de detención que funcionó en el Servicio de Informaciones (SI) de la ex Jefatura de la Policía rosarina. 

Al finalizar los testimonios, Stella Hernández, quien había declarado el jueves, y que es además la Secretaria general adjunta del Sindicato de Prensa Rosario e integra el Concejo Federal de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), cuestionó la ausencia de la prensa en este proceso.

“¿Porqué en esta ciudad donde se juzgan represores que gozaron de impunidad durante décadas no le damos ahora el lugar en los medios que se merece este esfuerzo gigante de tantas víctimas que en definitiva están buscando que nunca más vuelva el terrorismo de estado’?, dijo la referente gremial y sobreviviente del SI.

Indignada por la falta de acompañamiento mediático, la mujer pidió que “pensemos entre todos que lo que se debe difundir, no es por los testigos sino por el futuro, por nuestros hijos, por un horizonte de vida digna, libre y feliz; si es que se puede”.

 

Más reclamos

Pero el pedido por la cobertura mediática es solo una de los reclamos que se escucharon esta semana por parte de los testigos. A esto se le suma la histórica demanda por la unificación de las causas y el hecho de que los familiares de desaparecidos brinden muestras de ADN, que son las cuestiones de fondo que los sobrevivientes a los represores rosarinos quieren difundir.

Y es que el jueves declararon una vez más Hugo Arroyo, José Aloisio, Horacio Dalmonego y Stella Hernández, y el viernes hicieron lo propio Carmen Lucero, Manuel Fernández, Francisco Reydó y María Inés Luccetti de Bettanin. 

Sus tristes relatos ya habían sido presentados en el juicio oral anterior sobre crímenes de lesa humanidad cometidos en el SI (el denominado Díaz Bessone) así como también lo hicieron varias veces durante las etapas de investigación y en los 6 juicios orales.

Así, tras finalizar sus declaraciones, uno de los cuestionamientos repetidos fue el hecho de que se unifiquen las causas para así evitar que deban seguir prestando testimonios y elevando el tiempo para concretar las condenas a los represores. En tanto, otro de los pedidos fuertes que se escuchó, fue el de María Inés Luccetti de Bettanin, que exhortó “por favor a los familiares de personas desaparecidas que donen sangre al banco genético del Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf) porque hay compañeros sin identificar por falta sangre de sus familiares”.

Por faltas como la señalada, Bettanin supo que el cuerpo de su compañero asesinado que creyó haber sabido siempre donde estaba, no era el que pensaba, sino uno encontrado más de treinta años después, mientras que aún no se pudo identificar los restos de la persona a quien ella y su familia llevó flores durante décadas.

Adhiriéndose a esto último, Hernández escribió en su perfil de facebook: “Pido difusión para más muestras de sangre de familiares de desaparecidos. Y saben, no hubo prensa. A mí desde el lugar que ocupo en el Sindicato de Prensa me estrujó el alma”.