En la ciudad de Buenos Aires, hay costumbres que tienen su tiempo como la de conversar en la calle, nos hacemos conversadores por pasión y podemos profundizar sobre un tema complejo en tres baldosas. Eso nos hace ciudadanos comunes de la ciudad que amamos. Hoy ocurre que, cuando nos detenemos en una esquina, el intercambio verbal es muchas veces una queja.
Escribe Abel Fatala