En los últimos días, en la Argentina comenzó a materializarse una idea que funcionarios y especialistas venían analizando desde hace un tiempo: la posibilidad de combinar distintas vacunas contra la COVID-19. Los principales motivos de esta decisión tienen que ver con la necesidad de contar con un abanico más amplio de opciones ante un recurso mundialmente escaso, los resultados positivos que se obtuvieron en otros países y la posibilidad de brindar una mayor protección frente al surgimiento de nuevas variantes del virus.
Diversas acciones se orientaron en este sentido. El Ministerio de Salud de la Nación realizó una reunión con expertos y decidió comenzar a estudiar la combinación de vacunas. Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires convocó a voluntarios mayores de 21 años que hayan recibido el primer componente de la Sputnik V hace 30 días o más: necesitaban 250 personas y se inscribieron 5.000. En tanto, el Gobierno bonaerense también lanzó su convocatoria. En este caso, está destinada a 1200 voluntarios mayores de 18 que hayan recibido la primera dosis de alguna de las tres vacunas disponibles y no hayan tenido coronavirus.
“Esto es algo que veníamos hablando con Nación desde hace un tiempo, con la idea de prepararnos ante la posibilidad de que el año que viene haya que dar una tercera dosis, es decir, una dosis de refuerzo para mantener la inmunidad. Para facilitar la logística, se planteó la posibilidad de combinar vacunas. Después, surgió el problema de las demoras en la llegada del segundo componente de la Sputnik. Y, en tercer lugar, lo que aceleró la necesidad de hacer estos ensayos es que para tener protección contra la variante Delta es importante tener el esquema completo”, explica a TSS el doctor Guillermo Docena, investigador del CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP – UNLP/CONICET) y uno de los expertos convocados a la reunión con el Ministerio.
Los ensayos serán coordinados por la cartera nacional de Salud para consensuar un protocolo en todo el país y, posteriormente, las provincias los pondrán en marcha según las capacidades de cada una. “En la provincia de Buenos Aires, estamos trabajando desde enero con Nación para evaluar la efectividad de las vacunas, solo que lo estábamos midiendo con cada vacuna por separado”, indica Docena. El inmunólogo también dirige uno de los proyectos de investigación que hay en el país para desarrollar una vacuna contra COVID-19: la Argenvac. Por eso, resalta la importancia del rol que tiene la universidad pública, y en particular de la UNLP, en la lucha contra la pandemia.
En el mundo, la posibilidad de combinar vacunas se viene estudiando desde hace varios meses. En parte, la necesidad surgió cuando en Europa se detuvo la aplicación de la vacuna de AstraZeneca para evaluar su relación con la detección de trombos. Eso llevó a que, mientras tanto, muchas personas recibieran la segunda dosis de otros laboratorios, como Pfizer y Moderna. Por eso, en esos países se comenzaron a realizar ensayos y se vio que la combinación de esas vacunas potenciaba la respuesta inmunitaria frente al virus.“Hay 12 proyectos en el mundo y uno de los que más nos basamos nosotros fue el estudio español CombivacS, que combina AstraZeneca con Pfizer. Allí se observó que combinarlas generó muy buenos resultados de seguridad y de inmunogenicidad”, comenta el investigador.
Pero, ¿a qué se debe el aumento de la respuesta inmune? La especialista en inmunología Belén Almejun –integrante del grupo Ciencia Anti Fake News del CONICET y miembro del colectivo Ciencia Nuestra– explica que las vacunas generan dos tipos de inmunidad: anticuerpos y células T, pero algunas plataformas obtienen mejor respuesta en el primer tipo y otras en el segundo.
“Las vacunas de adenovirus, en general, tienen una buena respuesta celular T, que son los linfocitos encargados de matar a las células infectadas. Mientras que otras vacunas, como la de Pfizer (ARN mensajero) o Sinopharm (virus inactivado) presentan una muy buena respuesta de anticuerpos. Entonces, la combinación termina tomando lo mejor de los dos mundos y genera una respuesta alta de linfocitos T y de anticuerpos neutralizantes”, afirma Almejun. Además, señala que algunas vacunas que se dan actualmente en los calendarios de vacunación, como la triple y la cuádruple, también son combinaciones de vacunas, solo que se hacen en una misma inyección y para diversas enfermedades.
Los expertos indican que, en principio, se puede hacer cualquier combinación entre las vacunas disponibles pero, en todos los casos, es necesario realizar los ensayos pertinentes para evaluar seguridad (posibles efectos adversos) e inmunogenicidad (respuesta del sistema inmune). Los resultados también pueden variar según el tiempo de administración entre una y otra dosis.
“En un ensayo en España, se observaron mayor cantidad de efectos adversos al combinar pero habían administrado la segunda dosis a las cuatro semanas. En Alemania, en cambio, las combinaron con un espaciamiento de más de ocho semanas y no observaron ese aumento en los efectos adversos”, plantea Almejun. También pueden diferir los resultados según las características de las poblaciones y las variantes que circulen en cada región, por eso es importante realizar ensayos en cada lugar donde se desee aplicar la combinación.
Más allá de los desafíos que plantea aplicar un esquema heterólogo de vacunas, la investigadora remarca: “En un contexto de escasez de vacunas, la combinación es una posibilidad muy interesante. En nuestro caso, no estamos tan mal porque se están recibiendo buenas cantidades de dosis, pero el tema se plantea más que nada con la Sputnik porque el componente 2 está llegando más tarde. Además, combinarla con la de Sinopharm, que usa el virus inactivado, podría generar mejores resultados. Pero hay que hacer los ensayos y evaluar la respuesta”.
De esta manera, teniendo en cuenta las principales opciones con las que hasta ahora cuenta la Argentina, Almejun considera que las más promisorias son las de combinar las vacunas adenovirales (Sputnik o AstraZeneca) con la de virus inactivada (Sinopharm), de forma de obtener lo mejor de cada plataforma. Los ensayos que se realizarán en la provincia de Buenos Aires apuntan en la misma dirección.
“Vamos a probar las seis combinaciones posibles pero vamos a empezar con dos: primera dosis de Sputnik y segunda de Sinopharm; y primera de AstraZeneca y segunda de Sinopharm. Al ser dos plataformas distintas, pensamos que la eficacia va a mejorar”, indica Docena. En estos días, investigadores y autoridades de la cartera bonaerense de Salud terminarán de definir los detalles del estudio. Una vez aplicadas las segundas dosis, se esperarán tres semanas para evaluar la respuesta inmune y comunicar los resultados.
“Vamos a probar las seis combinaciones posibles pero vamos a empezar con dos: primera dosis de Sputnik y segunda de Sinopharm; y primera de AstraZeneca y segunda de Sinopharm. Al ser dos plataformas distintas, pensamos que la eficacia va a mejorar”, indica Docena. En estos días, investigadores y autoridades de la cartera bonaerense de Salud terminarán de definir los detalles del estudio. Una vez aplicadas las segundas dosis, se esperarán tres semanas para evaluar la respuesta inmune y comunicar los resultados.