Sociedad

Un festival en la calle celebró las condenas a los represores

A través de dos pantallas se transmitió en vivo la sentencia en la puerta de los tribunales. Con emoción y alegría se recibió la noticia de las 16 condenas. El grito de justicia resonó en Comodoro Py y los festejos se extendieron hasta la medianoche.

Los festejos y el pedido de justicia fueron las constantes de una jornada histórica para la memoria de nuestro país.

El calor fue el protagonista de la tarde en tribunales. Pero no solamente el que marcaba el termómetro y se sentía en el asfalto, sino el calor de esa multitud que estuvo pendiente de cada palabra de la sentencia y celebró las 16 condenas recibidas a quienes torturaron y asesinaron en el llamado circuito ABO, que incluyó a los centros clandestinos de detención Club Atlético, el Banco y el Olimpo.

La jornada comenzó pasadas las 17 cuando todavía faltaban dos horas para el veredicto y la gente se iba acercando al escenario montado en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, en Retiro. Mientras agrupaciones políticas y de derechos humanos convocaban con sus banderas y bombos, La Chilinga sacudió a los presentes con su set de percusión, también se hicieron presentes representantes de los pueblos originarios que manifestaron su pedido de justica por los hechos sucedidos en Formosa.

En medio de un clima de gran expectativa se pudo apreciar, a partir de las 19, lo que sucedía en el recinto: se estaba a punto de realizar una histórica reparación por parte de la justicia, ya no habría más impunidad para los responsables. La primera condena, perpetua para Samuel Miara, hizo estallar los aplausos y los gritos de los presentes: el anhelo de más de treinta años, se estaba haciendo realidad.

La emoción fue creciendo con la sucesión de condenas. La frase “reclusión perpetua” se repetía y provocaba que las banderas se agiten más altas, que los carteles con las caras de los detenidos desaparecidos se asomen sobre el público, como queriendo ser testigos también ellos del momento que se estaba viviendo.

Las imágenes que se apreciaban del interior de la sala arrojaban las frías miradas de los represores. Ellos, serenos y cabizbajos, debían escuchar los nombres y apellidos de cada una de las personas a las que sometieron. Mientras el “turco” Julián se retorcía en su silla, afuera se multiplicaban los abrazos entre los familiares y amigos de las víctimas.

La tarde cayó y con la llegada de la noche se cerró la lectura de la sentencia que arrojó 16 condenas sobre las 17 acusaciones presentadas. Las últimas imágenes del recinto, ya sin audio pero con la música que empezaba a sonar, mostraban los festejos por parte de los testigos y familiares que presenciaron la condena desde adentro. Luego, Actitud María Marta, Dancing Mood y Fidel Nadal cerraron la jornada contagiándose de la alegría de los presentes y, también, haciendo eco del pedido de justicia que no se detendrá hasta que cada uno de los responsables sea condenado.

Federico Somoza